Profesionalización a fondo
Los productores argentinos, en su mayoría, muestran un gran interés por adquirir conocimiento y una buena predisposición para adoptar nuevas tecnologías. Raúl Martina, técnico cordobés, observa un crecimiento importante en materia de protección de cultivos, “sobre todo en las últimas etapas de la soja, con insecticidas residuales, selectivos, fertilizantes foliares, estrategias de control de enfermedades de fin de ciclo, a fin de lograr un cultivo lo más sano posible hasta el llenado de grano”. Es que en la medida en que el cultivo ofrece mayor potencialidad, el agricultor apuesta, “porque sabe que cada peso invertido, el sistema productivo se lo devuelve”, analiza el técnico. Es que el agricultor debe afrontar todos los desafíos económicos que hoy se presentan. “Las decisiones productivas deben ir acompañadas de un análisis económico, ya que muchos productores alquilan campo y los números quedan muy finos; la única forma de que el productor siga existiendo como agricultor es haciendo un manejo muy profesional”, asegura Martina. La profesionalización de la producción es una tendencia que avanza y se profundiza. “Cada uno de los procesos que definen el éxito o fracaso de las empresas agrícolas va a necesitar ser pensado, analizado y llevado adelante con la ayuda de personas idóneas, especializadas para hacerlo, y como los procesos son cada vez más complejos, los conocimientos necesarios se multiplican, con la imposibilidad de que una sola persona sea capaz de satisfacer los requerimientos. Por eso, van a ser muy importantes los equipos de trabajo en los que haya diversificación de ideas, de habilidades, de perfiles, para poder acompañar en este tiempo de cambio constante”, afirma Pablo Bissolino.