Los “yuyos”, en la mira
Desde hace unos años, en las distintas regiones productivas, se vienen presentando problemas crecientes para controlar malezas de alta tolerancia o resistencia al glifosato. “En el centro oeste de Córdoba se observan muchos biotipos de malezas complicadas; muchas de ellas se generan en el monte, donde hay gran cantidad de especies y luego pasan a los lotes. El gran desafío es encontrar herramientas para eficientizar el control, especialmente en cultivos de verano”, cuenta Raúl Martina, técnico del centro de Córdoba. Tanto en maíz como en soja, las malezas resistentes también están causando dificultades en San Justo, Santa Fe. “Tratamos de usar herbicidas con distintos modos de acción para controlarlas y hacer un manejo anticipado en barbechos otoñales”, dice Emilio Marconetti, asesor de esa zona. Allí también, rama negra y parietaria compiten con los cultivos que maneja Diego Baroni, quien aconseja “rotar principios activos, utilizar herbicidas residuales en barbechos de otoño y no hacer un uso indiscriminado de glifosato” para combatirlas. Este año tuvieron un problema importante con Tricloris y debieron aplicar mucho más glifosato que el previsto. “La camada de semillas es tan grande que continuamente está naciendo, algunas plantas no mueren y rebrotan; esto es algo que debemos tener en cuenta para la campaña venidera”, advierte el asesor. Y aunque desde hace una década hacen siembra directa para mejorar el manejo de malezas, “en algunas situaciones puntuales, hay que remover un manchón o desmalezarlo por otros medios”, concluyó.