Una opción para pasar el invierno
El triticale se siembra como puente verde durante esa estación. Aquí, las bases para su manejo eficiente.
La siembra de cultivos de cobertura invernales es una que toman muchos productores para reestablecer algunas propiedades físicas y químicas de los suelos.
Estos puentes verdes, como también se los llama, son establecidos entre dos cultivos estivales, no son pastoreados, la materia seca que acumulan luego queda en superficie, protegiendo el suelo y liberando nutrientes como resultado de procesos de degradación de la biomasa aérea y radicular.
También por medio de esta estrategia productiva hay una disminución de las pérdidas de agua por evaporación, como así también un mejor control en el manejo de malezas, reduciendo así el número de aplicaciones de glifosato.
Una opción interesante para sembrar en la región pampeana, según un informe de INTA Manfredi, es el triticale. Este cereal híbrido, cruzamiento entre trigo y centeno, es apto para ser utilizado como puente verde y, debido a la eficiencia en el uso del agua y la radiación, permite adecuadas producciones de materia seca.
Sin embargo, para conseguir una buena producción hay que considerar algunas prácticas de manejo clave, como la fecha de siembra, la densidad de siembra y la fertilización.
Así, las siembras en fechas tempranas permiten un mayor aprovechamiento de los excedentes de agua que no absorbieron los cultivos estivales, como también un mayor aprovechamiento de temperaturas benignas de comienzos de otoño.
Por otra parte, la densidad de siembra adecuada varía entre 150 a 250 plantas por metro cuadrado, detalla el informe y agrega que, por ejemplo, en el sudeste cordobés, no hay diferencias significa-decisión tivas en la producción de materia seca entre estas densidades.
En lo que hace a la nutrición del cultivo, este produce incrementos importantes en su producción de materia seca si se lo fertiliza. También en la región del sudeste cordobés, en aquellos años con adecuado perfil de humedad y aplicaciones de 100 kilos de nitrógeno, en forma de urea, se alcanzaron producciones de casi 16.000 kg/ha. En cambio, en años con menores contenidos de humedad a la siembra, se lograron productividades menores de 5.500 kilos.
Un aspecto central a considerar en el manejo de estos cultivos es la fecha de secado. El momento debe ajustarse a dos criterios: por un lado, lograr una acumulación de biomasa verde que garantice luego una buena cobertura del suelo y aporte de carbono.
Además, hay que ajustar el manejo a la condición zonal de las precipitaciones en cada región en particular. Así, se asegura que la recarga del perfil con las lluvias de primavera quede disponible para los cultivos de verano, y no lo absorba el cultivo de cobertura antes del secado. t