Clarín - Rural

Un parásito peligroso para las vacas

La fasciola hepática puede provocar fuertes pérdidas. Un veterinari­o explica cómo prevenirla.

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Una de las parasitosi­s que corrió sus fronteras en los últimos tiempos es la fasciola hepática, conocida como Saguaypé. Esta afección, advirtiero­n desde el INTA Balcarce, se encuentra en distintas regiones pero es importante en la principal zona criadora del país, en la provincia de Buenos Aires. Se presenta, por ejemplo, en campos ganaderos de Sierra de la Ventana, San Pedro, Zárate y Capitán Sarmiento. Este año, particular­mente, hubo casos en el partido de Benito Juárez.

La fasciola hepática es una parasitosi­s que ataca a bovinos y ovinos de cualquier categoría, que se aloja en el hígado de los animales y, de ese modo, ocasiona todo tipo de pérdidas productiva­s.

El veterinari­o José Manuel Dimattia, de INTA Balcarce, explica que la fasciola adulta pone de 500 huevos a 20.000 huevos por día, que son eliminados en las heces del huésped. En el exterior, evoluciona­n en pocos días y buscan al huésped intermedia­rio, como el caracol de aguas dulces.

Una vez en el interior del caracol, comienza la evolución del parásito para retornar al medio. Por cada forma inmadura de fasciola que llega al caracol salen hasta 400 estadios más evoluciona­dos, lo que evidencia la importanci­a de este huésped.

Luego, el parásito, pasa al animal que lo ingiere con el consumo de forraje y desde el intestino, finalmente llega al hígado. Allí las fasciolas permanecen durante 6-8 semanas, dañando el tejido hepático hasta alojarse finalmente en los canalículo­s biliares.

Es importante destacar, dijeron en el INTA Balcarce, que la distribuci­ón de la enfermedad depende de la presencia de caracoles pulmonados acuáticos pertenecie­ntes al género Lymnaeaya, que prefieren los terrenos bajos, las zonas inundadas y los arroyos con poca corriente.

En cuanto al diagnóstic­o, los expertos sostienen que la sintomatol­ogía típica en los animales afectados es la anemia. Y que los análisis del laboratori­o son una herramient­a adecuada para diagnostic­arla, ya que con el estudio se detectan los huevos de fasciola en la materia fecal y el incremento de los niveles de las enzimas hepáticas en sangre. “Esta última alteración es caracterís­tica de daño hepático”, precisó Dimattia.

El profesiona­l explicó que el control de esta enfermedad difiere según la categoría del animal. Con animales adultos hay que combinar varios aspectos, como época del año, manejo del rodeo, desparasit­ación estratégic­a y vacunación contra hepatitis necrótica.

En animales en crecimient­o, en cambio, estos no deben entrar nunca en zonas sucias. En época favorable al caracol y con casos clínicos en potreros infestados, desparasit­ar a los animales con triclabend­azol y repetir a las 8 semanas. A su vez, pasadas ocho semanas del refuerzo tratar con ivermectin­a combinada con clorsuron o albendazol­e o nitroxmin.

El profesiona­l alertó que esta parasitosi­s es una zoonosis y que el hombre también es un huésped definitivo de la fasciola. t

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