Productivos y sustentables
Frente a un escenario mundial en el cual la demanda de alimentos será cada vez mayor, la producción agrícola del Mercosur –con Brasil y Argentina a la cabezatendrá un rol protagónico. Así, además de las variables productivas, la clave pasará por entender que no se puede hablar de competividad sin prestar atención a la sustentabilidad y su vínculo con la tecnología.
En el marco del XXI seminario anual de la Fundación Producir Conservando (FPC), los analistas reunidos por la entidad pusieron los faros largos, y de cara a 2020 sostuvieron que para pensar en una producción competitiva, sustentable y rentable en el tiempo, se deben analizar factores como la reposición de nutrientes, inversión en infraestructura a nivel regional y el acceso a mercados internacionales.
Con respecto al primer apartado, Gustavo Oliverio, director de la FPC, tomó como punto de partida las estimaciones que tiene la entidad para 2020, que indican que el área sembrada sería para entonces de 39,5 millones de hectáreas y la producción agrícola ascendería a 135 millones de toneladas.
Para el analista, esta cifra es posible, si se cuidan más la reposición de nutrientes y una rotación balanceada entre cereales y oleaginosas.
“En promedio, por cada hectárea sembrada se usan entre 80/100 kilos de fertilizante; es cifra que debería crecer”, remarcó Oliverio. Y agregó que este incremento deberá tener un inicio en un mayor diagnóstico cuál es la correcta fertilización por parte de los productores.
Está claro que la rotación de cultivos es el otro pilar para sostener una elevada producción de granos. Sino, no hay sustentabilidad posible.
Para sostener una producción de 135 millones de toneladas, las inversiones en infraestructura regional son otro punto a tener en cuenta. Y si bien Argentina y Brasil lideran con holgura la producción granaria del Mercouna sur, Gustavo López explicó que existen limitaciones a nivel de logística, que se profundizarían de cara a 2020 si no se hacen las inversiones necesarias, sobre todo teniendo en cuenta que ambos países sumarán una producción que oscilaría entre 290 y 330 millones de toneladas.
El especialista remarcó que es necesario hacer importantes transformaciones en la infraestructura básica de transporte, almacenamiento y logística portuaria.
“Esta situación se agudizará a medida que crezca la producción y se sientan los costos de la ineficiencia”, sostuvo.
Finalmente, Marcelo Regúnaga, ex secretario de Agricultura, analizó la inserción de la Argentina en los mercados internacionales y, tras advertir sobre algunas debilidades del Mercosur, sostuvo que nuestro país debe tener una agenda que permita discutir una estrategia de inserción a nivel mundial, para competir en mejores condiciones en diferentes mercados.
A modo de conclusión, Pablo Vaquero, presidente de la FPC, dijo que en los próximos siete años la apuesta productiva pasará por triplicar las aplicaciones de nutrientes, que permitirán expresar el máximo potencial de los cultivos y sin descuidar las rotaciones.
Esto debe hacerse tanto en campos propios como alquilados, indicó. “Hay que encontrar sistemas más creativos para los contratos de arrendamiento, para que la rotación sea menos cortoplacista y más estable”, concluyó. t