La sustentabilidad no es verso
En un campo experimental que Monsanto tiene en Nebraska (EE.UU.) detectaron que un nuevo sensor de suelo que conectaron al sistema de riego automático fue tan preciso en medir cuánta agua necesitaba la tierra, y cuándo, que les permitió ahorrar 40% en su uso y obtener así mejores rindes. “Ese es solo un ejemplo, bien claro, de cómo la tecnología puede contribuir a darnos la sustentabilidad que necesita la producción agropecuaria, ya que debe entenderse cómo producir más con menor uso de recursos ambientales”, dice Michael Doane, líder global de sustentabilidad de Monsanto, quien esta semana disertó en Rosario en una charla organizada por Aapresid. Según sus números, la población mundial crece a una tasa del 1,4% anual (200.000 personas al día) y los ingresos mundiales lo hacen al 3,5%, mientras que los rendimientos de los cultivos se incrementan a razón del 1% al año, con lo cual habrá fuertes presiones de más y mejores alimentos en un mediano plazo. “Calculamos que para 2030 se demandará 197% más de algodón que en la actualidad, 127% más de soja, 64% más de azúcar, 83% más de maíz, y 38% más de arroz”, enumeró. Y luego contó que en esos cultivos es en los que la empresa está ahora poniendo todos sus esfuerzos. Y tras aclarar que la única zona global que puede aportar un buen caudal de nuevas tierras para cultivar es Africa, señaló que el resto está en manos del aumento de la productividad que puedan generar los avances tecnológicos y las mejores prácticas agrícolas. “La sustentabilidad no es el único desafío por delante. Hay otros. Y uno muy importante es el de generar la confianza en el consumidor. No hay otro sector de la economía que esté tan en el centro de la atención pública y por eso debemos esforzarnos más porque no somos bien reconocidos”, reconoció. En ese contexto, Doane llamó a poner atención en la cadena de proveedores y resaltó que las grandes empresas tienen que ejercer el liderazgo de llevar a sus proveedores a tener un mayor compromiso de sustentabilidad. Y para eso sugirió el camino de alianzas institucionales como la estadounidense “Del campo al Mercado”, que reúne a grandes compañías alimenticias, desde Unilever a Cargill pasando por Coca Cola y Dow, para hilvanar acciones y estudios conjuntos.