Chicago se puso “hot & dry”
A pesar de que estamos en plena época de mercado cliro mático en EE.UU., y de que el foco de los operadores debería estar concentrado casi exclusivamente en la evolución del tiempo, por algún motivo la operatoria de la soja en Chicago se ha vuelto más técnica. Los parámetros técnicos son especialmente seguidos por los fondos, quienes vieron como negativo el hecho de que los precios no hayan logrado superar los máximos de los contratos, y decidieron salir a liquidar posiciones compradas, generando fuerte presión sobre las cotizaciones. Pe- hay que tener en cuenta que, si bien es cierto que los ‘technicals’ pueden haberse vuelto más negativos, los fundamentos del mercado no han dejado de ser preocupantes. La sequía que está afectando el medio oeste de los EE.UU. no afloja y se estima que ya ha causado mermas irreversibles en los rindes.
Se comenzaron a conocer estimaciones privadas, que se adelantan al reporte del USDA de la próxima semana. Estas son de lo más variadas y sus estimaciones de rendimientos van desde los 2.620 hasta los 2.840 kg/ha, cuando el USDA de agosto había estimado 2.860 y el año pasado cosecharon 2.660 kg. Esto genera mucha incertidumbre. La diferencia de producción entre el rinde mínimo y el máximo proyectado por analistas serios es de nada menos que 7 millones de toneladas, cuando el stock final previsto para la próxima campaña es de poco menos de 6 millones.
En tanto, acá, la soja disponible sigue buscada, pero los productores venden lo mínimo indispensable para pagar sus cuentas. Así la soja disponible sobre Rosario se llegó a cotizar en los 1.930 pe- sos sobre Rosario por el lado de la exportación, aunque había cubridores que pagaban hasta 20 pesos adicionales por hacerse de mercadería. Mientras tanto en maíz la oferta tampoco es abundante. Pero, ante la ausencia de la exportación, los consumos van logrando hacerse de mercadería de a poco. La mayoría de los negocios se pactaron en torno a los 900 pesos, monedas más, monedas menos, dependiendo del plazo de pago. El trigo se vendía entre los 2.500 y 2.600 para mercadería cámara y se obtenían primas de hasta 200 pesos por trigos con calidad. t