La precisión en los fierros ya tiene niveles casi quirúrgicos
El automatismo y la conectividad, junto a la electrónica, pesan cada vez más en los fierros, que ganan en precisión, productividad y sustentabilidad.
Lo detallan dos expertos del Inta. Y crece el cuidado del ambiente.
Bajo el paraguas del automatismo (para ser más efimás cientes y precisos), la conectividad (para mejorar la gestión de datos), y la electrónica (para acelerar los tiempos de respuesta de los implementos), la maquinaria agrícola está llevando adelante una revolución sin precedentes en la que el techo aun está lejos.
Con base en este tridente, se busca utilizar las dosis precisas de insumos, aumentar la productividad por hectárea y reducir el impacto en el ambiente.
Dos especialistas en maquinaria agrícola del INTA Manfredi, Mario Bragachini y Andrés Méndez, recorrieron durante 20 días el cinturón maicero norteamericano y visitaron el Farm Progress Show, una de las vidrieras tecnológicas más importantes del mundo. En diálogo con Clarín Rural repasaron las novedades en siembra, cosecha, pulverización y riego.
El edificio productivo comienza desde el momento de la siembra. La preocupación por esto se puso de manifiesto este año en la muestra, en donde hubo una importante cantidad de novedades. Los distribuidores eléctricos son una realidad y cada vez son las empresas que ofrecen la opción de venta con el motor eléctrico surco por surco. En la práctica, desde una “tablet” se puede ir “leyendo” cómo está trabajando cada uno y qué correcciones hay que hacer.
Méndez explicó una de las principales utilidades del trabajo a surco diferenciado: “En sembradoras muy anchas, con el tradicional tren cinemático que abastece a todos los distribuidores, cuando la máquina va haciendo curvas de nivel el ángulo interno realiza un menor recorrido que el de afuera, pero el distribuidor interno y el externo giran a la misma velocidad, lo cual implica que se dejen hasta el 50% más de semillas en la parte de adentro que en la de afuera, afectando seriamente la densidad objetivo”.
Como solución, los motores eléctricos surco por surco permiten variar la velocidad de cada uno, en pos de lograr una densidad constante. Méndez confió en que “los motores son más pequeños que hace unos años, gastan cinco veces menos y permiten cambiar densidad cada 50 centímetros”.
Bragachini, en tanto, destacó el aumento de la precisión hasta niveles casi quirúrgicos. “Con una tablet vamos a seleccionar un punto en el mapa del lote que va a identificar cuatro plantas, a las cuales se les va a poder preguntar cuándo se sembraron, con qué densidad, la presión del cuerpo de siembra y qué fertilización recibieron, entre otros datos”, explicó el técnico.
La precisión en el agro crece hasta niveles quirúgicos, dicen desde el INTA
Por otra parte, en el diseño de nuevas cosechadoras hay dos objetivos clave: aumentar la capacidad de cosecha (potencia del motor, tamaño del cabezal, capacidad de trilla) y hacerlo de una manera sustentable (reduciendo emisiones de gases contaminantes y compactando menos).
Una recorrida por las asfaltadas y calurosas calles del Farm Progress Show alcanza para relevar que se va generalizando la fabricación de cabezales más grandes y, para ese aumento de tamaño, el camino es hacerlos tipo “draper”, porque son más livianos. “Ya está la fecha en la que no se producirán más cabezales con sinfín”, sentenció Bragachini. Y agregó: “El draper de 45 pies (13,7 metros) es una realidad y hay prototipos para los próximos años de 60 pies (18,3 metros) de ancho”.
Bragachini apuntó que “seguramente se plegarán de alguna forma, como lo hacen las alas de una pulverizadora, porque no hay forma de trasladarlos”.
Otro de los desarrollos en marcha es el sensor de altura de los cabezales, instalados uno en cada punta y uno en el centro, que permiten programar una altura de corte constante. “Es un sistema barato e interesante para incorporarlo”, dijo Méndez.
En lo que respecta a la sustentabilidad, también existe preocupación por la compactación que realizan equipos más grandes, de mayor capacidad de tolva y más peso. En este sentido, se está generalizando el diseño y uso de bandas de caucho (u orugas) en vez de cubiertas. Esto también reduce el ancho de transporte.
Vinculado al desarrollo de maquinarias ambientalmente más “amigables”, se destacan los motores que cumplen con las normas de emisiones Tier 4. Es un compromiso asumido por Estados Unidos y Europa (allí se llama Euro 4) para mejorar la calidad del aire. “Con el 5% de la población mundial, Estados Unidos emite el 23% de los gases efecto invernadero, por lo que ésta es una medida importante para ellos”, dijo Bragachini.
Y explicó: “Es un proceso que aumenta los costos, afecta la potencia del motor a igual cilindrada y se logra con inyección de urea líquida en el sistema de escape, lo que hace una combinación química y purifica el gas que se emite”. En Argentina no está la exigencia aún de usar motores Tier 4, pero llegaría dentro de poco: “Primero en colectivos urbanos, luego camiones y finalmente en las máquinas agrícolas”, consideró el especialista.
Sembradoras, tractores, cosechadoras, equipos de riego y hasta sensores colocados en los silos envían permanentemente un registro de datos a internet, a lo que se está empezando a conocerse como “la nube”. Eso permitirá, desde cualquier lugar del mundo, leer los datos, combinarlos y tomar decisiones. Increíble, pero real (cada vez más).