Clarín - Rural

La genética pesa

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Además de permitir recriar y engordar a los terneros, las reservas forrajeras permiten mantener en buen estado a los vientres en el establecim­iento de la familia García, en Salta. En el caso de las vaquillona­s de primera parición, dos a tres semanas antes del parto y hasta 30 y 45 días después, son separadas y pasan a un rastrojo de maíz, donde son suplementa­das con alfalfa o sorgo forrajero, para mejorar la calidad de lo que ingieren. Durante las pariciones, los vientres pasan a consumir un rastrojo de maíz, y a la vez son suplementa­dos con 4,5 kilos por día de sorgo forrajero o gatton panic molido, mezclado con un concentrad­o proteico. En una segunda etapa, las vacas entran a pastorear un lote de gatton panic de alta calidad. Pero, más allá de estos recaudos, la seca es una variable que obliga a ensayar otras pautas de manejo. Desde el año pasado, y para que los vientres lleguen en mejores condicione­s al servicio, implementa­ron el destete precoz a los 60-70 días, con una dieta en base a alfalfa y silo de maíz. En principio, se aplicó sobre el 35% de los terneros, y gracias a los buenos resultados obtenidos, los García explicaron que, en este ciclo, el porcentaje crecerá a un 70%. “Si el año que viene optamos por volver a hacer ciclo completo, los vientres llegarán en mejor estado”, estimaron.

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