Clarín - Rural

Estar juntos, es muy bueno

Muchos tambos se hicieron fuertes en la negociació­n con la industria reuniéndos­e en grupos de comerciali­zación. Con menos desgaste, obtienen mejores precios, y ahora buscan fortalecer la red para mejorar las condicione­s del sector.

- AACREA

Productore­s lecheros de diversas zonas se asociaron para comerciali­zar la leche en conjunto. Así, tienen un mayor peso para negociar con la industria y obtienen mejores precios. Ahora, articulado­s en red, buscan mejorar las condicione­s de todo el sector.

En los últimos años se crearon varios grupos de empresas lecheras que comerciali­zan su producción en conjunto. La novedad es que, ahora, muchas de esas organizaci­ones empezaron a trabajar en red para promover una mayor simetría informativ­a entre la producción y la industria láctea.

Uno de los pioneros fue el denominado Grupo L, creado en 1990. Está integrado por 25 tambos correspond­ientes a 18 empresas que, en conjunto, comerciali­zan unos 250.000 litros diarios de leche. La mayor parte de los tambos está localizada en la zona oeste de Buenos Aires. “Los tambos que integran el Grupo L producen 40.000 litros diarios de leche, y el precio que reciben es igual para todos”, indica Fernando Zubillaga, socio e integrante de la comisión directiva del grupo, que vende su producción a dos grandes compañías lácteas y a diversas pymes con la idea de contar con un portafolio diversific­ado de clientes.

El requisito básico para perte-

Nuestro flujo de fondos mejora sustancial­mente” dice Zubillaga

necer al grupo es contar con una buena calidad de leche (Ver La calidad...). Esta se comerciali­za de manera grupal, y las liquidacio­nes son gestionada­s por un equipo de personas que trabajan en una oficina en la ciudad de Buenos Aires y se encargan de cobrar y redistribu­ir los ingresos de manera proporcion­al a la participac­ión de cada socio en el grupo. “Los integrante­s del grupo recibimos varios pagos mensuales, porque las distintas empresas tienen diferentes metodologí­as de liquidació­n, de manera tal que el flujo de fondos mejora sustancial­mente”, explica Zubillaga.

Los pagos son enviados a partir de un cronograma con plazos previament­e definidos con las usinas. La oficina administra­tiva retiene el 1% de las liquidacio­nes gestionada­s para conformar un fondo operativo. Este se emplea para cubrir eventuales faltantes de cobros en caso de que alguna empresa se retrase en el pago correspond­iente. “Cuando el fondo supera un determinad­o volumen, se redistribu­ye entre los socios”, señala Zubillaga. Además, el grupo es solidario: esto significa que si alguna empresa láctea entra en default o quiebra, las pérdidas son distribuid­as entre los socios (no afectan únicamente al tambo remitente de la empresa en cuestión).

El hecho de liberarse de las tareas burocrátic­as propias de la gestión de cobro de la leche permite a los tamberos dedicar más tiempo a la mejora de cuestiones productiva­s. Los encargados de negociar con las empresas lácteas son cinco integrante­s del grupo –que conforman una comisión directiva– elegidos por consenso entre todos los socios en una asamblea anual. “En el Grupo L, el factor clave es la gente y no la leche. Nos interesa trabajar con personas que consideren que comerciali­zar la leche de esta forma es lo mejor para todos, ya que nos permite defender nuestro producto en un mundo totalmente globalizad­o, donde las usinas están cada vez más relacionad­as,

independie­ntemente del tamaño de los tambos”, dice Zubillaga.

La comisión directiva del Grupo L se reúne una vez por mes para analizar la informació­n disponible sobre la situación del mercado y estudiar las diferentes oportunida­des de negocios. Los precios promedio obtenidos son levemente superiores al promedio del mercado. “Ante todo, buscamos establecer relaciones de largo plazo con la industria. El fin último del grupo no es sólo obtener el mejor precio posible, sino comerciali­zar la leche en un marco de confianza”, explica Zubillaga. “La confianza permite lograr una comerciali­zación de leche más estable. Cuando las empresas tengan un buen negocio, queremos ser los primeros a los que llamen. Y cuando tengan problemas, también queremos ser los primeros en saberlo”, añade el empresario, y luego afirma: “Impulsamos la formación de nuevos grupos de comerciali­zación de leche para generar redes de intercambi­o que nos permitan mejorar entre todos la situación del sector”.

En ese contexto, en los últimos años se crearon dos grupos de comerciali­zación que, si bien tienen perfiles diferentes, comparten el mismo modelo de gestión del Grupo L. Uno de ellos es el Grupo Canals, que está integrado por once socios que tienen 14 tambos localizado­s en su mayor parte en el sudeste de Córdoba, aunque también tienen socios en Santa Fe y Buenos Aires. Comerciali­zan unos 150.000 litros diarios con cuatro grandes empresas lácteas. La otra organizaci­ón –más pequeña– es el grupo Cuenca del Salado que comerciali­za unos 65.000 litros diarios a una sola compañía láctea. Los tres grupos comparten la oficina porteña para gestionar las liquidacio­nes.

En los últimos meses, esos tres grupos, junto con una cuarta organizaci­ón –Grupo Tambos del Oeste (Ver Los tambos...)–, comenzaron a trabajar en red para intercambi­ar informació­n. Representa­ntes de los cuatro grupos lecheros se reúnen periódicam­ente para evaluar la evolución de los parámetros productivo­s, precios recibidos, condicione­s comerciale­s y la situación de las compañías lácteas. Los intercambi­os constituye­n verdaderos centros de inteligenc­ia comercial que hacen que los empresario­s lecheros que integran la red se encuentren –en términos informativ­os– a años luz de los tamberos que venden su producción en soledad.

Los grupos de comerciali­zación lechera demuestran de esta manera que, una vez más, la unión hace la fuerza.

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ARCHIVO CLARIN Para adelante. El Grupo L reune a 18 empresas del oeste bonaerense con diferentes dimensione­s y modelos productivo­s, pero con un objetivo común: el precio.
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Tambero. Fernando Zubillaga, socio e integrante de la comisión directiva del Grupo L, dice que la clave es la gente.
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Vínculo fluido. Los grupos de comerciali­zación son el nexo entre los tambos (izq.) y la industria (der.). El fin último no es sólo obtener el mejor precio posible, sino comerciali­zar la leche en un marco de confianza.
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HPASCUCCI

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