Ahora, para cuidar los rendimientos, hay que darle bolilla a la isoca bolillera
El INTA advirtió sobre ataques al principal cultivo del país en la zona núcleo. Qué hacer.
En gran parte del área agrícola, la soja se encuentra en una fase en la que requiere un cuidado especial, ya que un mínimo descuido se puede reflejar dentro de unos meses en una caída de los rindes.
Una de las amenazas a las que hay que enfrentar a tiempo es la oruga bolillera, que según alertaron desde las estaciones del INTA de Venado Tuerto y Pergamino ya se está haciendo notar en muchos lotes de la zona núcleo.
“Se visualizan larvas de la plaga consumiendo brotes tiernos de soja. Recordamos que la planta en esta etapa de desarrollo inicial es muy susceptible al ataque de bolillera, la cual con pocos individuos presentes por metro lineal ya causa daños de importancia, provocando en algunos casos destrucción total de plántulas”, informaron desde la experimental de Venado Tuerto.
Para reducir el impacto de los ataques, Nicolás Iannone, del INTA Pergamino, aportó una serie de consejos prácticos.
El primer paso es observar los brotes de soja, ya que un ligero plegado indica la presencia en ellos de pequeñas larvas de bolillera. Iannone recomienda abrir los brotes plegados y verificar la presencia de larvas. Tomar diez plantas al azar (no contiguas) en cuatro zonas del lote, y determinar el porcentaje de plantas con larvas.
Luego hay que detectar la presencia, o no, de huevos. Se ven a simple vista. Son blanquecinos, individuales y en brotes terminales de las plantas de soja. Con la ayuda de una lupa se distinguen las estrías longitudinales características de los huevos de bolillera, explica el técnico. Si hay camada de huevos, no hay que apurarse a tomar decisiones de control mientras no haya cortes de brotes y tallitos tiernos.
“Los tratamientos sobre huevos recién colocados frecuentemente requerirán de otra aplicación a los 8-15 días, debido a una nueva tanda de larvas producto de la eclosión de los mismos”, dice Iannone.
El control de larvas de bolillera no expuestas (ubicadas dentro de los folíolos) deberá basarse en el uso de insecticidas que tengan acción translaminar, o bien sistémica. Si la soja está muy chica (V2-V3), se debe tener en cuenta que, independientemente del insecticida seleccionado, la residualidad será exigua, o mucho menor a la esperada.
En cambio, si la soja tiene un estado de desarrollo posterior a V3 conviene usar insecticidas de largo poder residual y protectores de la fauna benéfica, de acción translaminar y con sistemia de tallos a brotes.
“Estos insecticidas corresponden al grupo de las diamidas antranílicas, que a su vez son de muy baja toxicidad”, detalla el especialista del INTA.
Por último, recomienda hacer tratamientos con gotas chicas y protegidas mediante agregado de adyuvantes, que permitan lograr buena cobertura y mejor penetración del insecticida en la superficie del vegetal, así como minimizar evaporación de las gotas.
“Esto es básico para la obtención de una mayor eficiencia de control de bolillera y mayor deposición del producto activo en el vegetal, lo cual también potenciará la residualidad del insecticida”, afirma Iannone.
El manual está claro, ahora lo único que queda es caminar los lotes y no perder de vista a los intrusos indeseados. t