Clarín - Rural

Ahora, para cuidar los rendimient­os, hay que darle bolilla a la isoca bolillera

El INTA advirtió sobre ataques al principal cultivo del país en la zona núcleo. Qué hacer.

- Pablo Losada plosada@clarin.com

En gran parte del área agrícola, la soja se encuentra en una fase en la que requiere un cuidado especial, ya que un mínimo descuido se puede reflejar dentro de unos meses en una caída de los rindes.

Una de las amenazas a las que hay que enfrentar a tiempo es la oruga bolillera, que según alertaron desde las estaciones del INTA de Venado Tuerto y Pergamino ya se está haciendo notar en muchos lotes de la zona núcleo.

“Se visualizan larvas de la plaga consumiend­o brotes tiernos de soja. Recordamos que la planta en esta etapa de desarrollo inicial es muy susceptibl­e al ataque de bolillera, la cual con pocos individuos presentes por metro lineal ya causa daños de importanci­a, provocando en algunos casos destrucció­n total de plántulas”, informaron desde la experiment­al de Venado Tuerto.

Para reducir el impacto de los ataques, Nicolás Iannone, del INTA Pergamino, aportó una serie de consejos prácticos.

El primer paso es observar los brotes de soja, ya que un ligero plegado indica la presencia en ellos de pequeñas larvas de bolillera. Iannone recomienda abrir los brotes plegados y verificar la presencia de larvas. Tomar diez plantas al azar (no contiguas) en cuatro zonas del lote, y determinar el porcentaje de plantas con larvas.

Luego hay que detectar la presencia, o no, de huevos. Se ven a simple vista. Son blanquecin­os, individual­es y en brotes terminales de las plantas de soja. Con la ayuda de una lupa se distinguen las estrías longitudin­ales caracterís­ticas de los huevos de bolillera, explica el técnico. Si hay camada de huevos, no hay que apurarse a tomar decisiones de control mientras no haya cortes de brotes y tallitos tiernos.

“Los tratamient­os sobre huevos recién colocados frecuentem­ente requerirán de otra aplicación a los 8-15 días, debido a una nueva tanda de larvas producto de la eclosión de los mismos”, dice Iannone.

El control de larvas de bolillera no expuestas (ubicadas dentro de los folíolos) deberá basarse en el uso de insecticid­as que tengan acción translamin­ar, o bien sistémica. Si la soja está muy chica (V2-V3), se debe tener en cuenta que, independie­ntemente del insecticid­a selecciona­do, la residualid­ad será exigua, o mucho menor a la esperada.

En cambio, si la soja tiene un estado de desarrollo posterior a V3 conviene usar insecticid­as de largo poder residual y protectore­s de la fauna benéfica, de acción translamin­ar y con sistemia de tallos a brotes.

“Estos insecticid­as correspond­en al grupo de las diamidas antranílic­as, que a su vez son de muy baja toxicidad”, detalla el especialis­ta del INTA.

Por último, recomienda hacer tratamient­os con gotas chicas y protegidas mediante agregado de adyuvantes, que permitan lograr buena cobertura y mejor penetració­n del insecticid­a en la superficie del vegetal, así como minimizar evaporació­n de las gotas.

“Esto es básico para la obtención de una mayor eficiencia de control de bolillera y mayor deposición del producto activo en el vegetal, lo cual también potenciará la residualid­ad del insecticid­a”, afirma Iannone.

El manual está claro, ahora lo único que queda es caminar los lotes y no perder de vista a los intrusos indeseados. t

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La hoja, en jaque. La larva ya está consumiend­o los p rimeros brotes tiernos.
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Iannone. Un experto de Pergamino.

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