El agro busca reducir el impacto ambiental
Empresas y referentes compartieron estrategias.
“Para el año 2050 se espera que se duplique la cantidad de comida necesaria para alimen- tar al mundo, sin embargo la producción agrícola-ganadera emite un tercio de las emisiones de gases con efecto invernadero, además de los problemas que se ven en los suelos, con la degradación y la reducida productividad”.
La afirmación pertenece a Toby Janson Smith, de la organización VCS (Verified Carbon Standard). Janson Smith fue uno de los participantes en una reunión que se llevó a cabo hace pocas semanas en Buenos Aires con el objetivo de debatir acerca del cambio climático, la seguridad alimentaria y la sustentabilidad en los sectores agrícola-ganaderos. La propuesta fue pensar sobre nuevos instrumentos financieros para mitigar y adaptarse al cambio climático, promoviendo la adopción de mejores prácticas en la industria agrícola y de producción animal.
“Lo que surge de esta reunión es que existen soluciones concretas sobre las que podemos construir para intentar resolver estas variadas cuestiones sociales y ambientales de manera integrada. El desafío es concientizar acerca de lo que se puede hacer, crear nue- vos estándares y mecanismos financieros para incentivar tales acciones y comenzar a incrementar las cosas en proporción”, dijo Janson Smith.
Del encuentro, que fue organizado por la división nutrición animal de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) y por la firma Bunge, participaron ambientalistas y representantes del sector agropecuario, quienes analizaron los posibles impactos de las prácticas de la industria agrícola argentina, entre los cuales se encuentran la degradación del suelo y la contaminación del agua, como así también problemas relacionados con la biodiversidad y la seguridad alimenticia.
En el encuentro se presentaron dos propuestas concretas. Una de ellas tiene que ver con el proyecto agrícola SOBA, en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, un área alguna vez conocida por la calidad de su trigo pero que a raíz de diferentes factores ha registrado a lo largo de las últimas décadas una fuerte pérdida de sus suelos y su capacidad productiva. El proyecto consiste en recuperar esa capacidad productiva de los ecosistemas del sudoeste a través de la implementación de prácticas de producción sustentables en el marco de proyectos de inversión privada, en capital natural. El proyecto está siendo implementado por una alianza entre Aacrea, Aapresid, Conciencia Interior y un grupo de expertos, con financiamiento del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Por otro lado, se presentó el desarrollo en cuanto al alimento para ganado Ruter, el cual se está comercializando en todo el mundo. Este alimento permite a los terneros desarrollar un rumen más fuerte que pueda digerir granos más eficientemente, reduciendo de este modo considerablemente, la emisión de gas metano. Los animales están sanos, necesitan muchos menos antibióticos y su vida productiva se incrementa.
James Cameron, director de Climate Change Capital, resaltó la necesidad de encontrar nuevos modos de valorar la tierra y manifestó que se puede unir políticas, finanzas y tecnologías a energía, agua y alimentos con el fin de crear inversiones basadas en una nueva comprensión del valor de la tierra, ya que resaltó que nuestro sistema actual no tiene la capacidad de valorar apropiadamente tales cosas, como el agua y la productividad del suelo. “Debemos tener un modo diferente de pensar acerca de cómo tratamos estos capitales”, enfatizó. t