El viejo y conocido yuyo colorado ahora es resistente a glifosato
Se suma a las “malezas problema”, según informó Aapresid.
Los nuevos casos de malezas resistentes siguen aumentando la preocupación de técnicos y productores. El tema es que, básicamente, restan alternativas de control con herbicidas. Recientemente, la Red en Conocimiento de Malezas Resistentes, impulsada por Aapresid, confirmó un nuevo caso de resistencia al glifosato: el viejo y conocido “yuyo colorado” (Amaranthus quitensis).
Clarín Rural dialogó con uno de los denunciantes de este caso, el especialista Daniel Tuesca, de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), que se encargó de la determinación de la resistencia junto con Juan Carlos Papa (INTA Oliveros), Sergio Moricheti (Aceitera General Deheza) y Nicolás Montero Bulacio, también de la UNR.
Tuesca comentó que hace algunos años se registraron las primeros fallas para el control de yuyo colorado con glifosato, al mismo tiempo que, a nivel regional, se veía un aumento de la densidad poblacional. En este sentido, aclaró que una vez descartados aquellos casos de fallas por malas aplicaciones, comenzaron los estudios científicos.
“Esta es una maleza que fue muy problemática en los años 80 cuando aparecieron los primeros casos de resistencia al grupo de herbicidas ALS en soja”, dijo el especialista, haciendo un poco de historia.
Las evaluaciones científicas consistieron en un ensayo “dosis-respuesta”, en el que se va probando el control con diferentes dosis de glifosato “premium” sobre dos muestras de un biotipo resistente de la maleza, obtenidas de La Carlota (Córdoba) y Colonia Aldao (Santa Fe), versus un biotipo susceptible.
De esta forma, concluyeron que, mientras el biotipo susceptible se controlaba con un litro de glifosato por hectárea, en el resistente se necesitaron hasta 32 litros/ha y, aclara Tuesca, algunos individuos aun se mantenían con su parte aérea verde.
El especialista advirtió que el nivel de resistencia mostrado está en una categoría “alta”, ya que se requirieron altos volúmenes de producto para controlar a los individuos resistentes. Con preocupación, el especialista manifestó que la difusión de este problema tendrá cierta magnitud, ya que la maleza está instalada en varios lugares.
Además, agregó que es importante que los productores le dan mucha importancia a esta resistencia, ya que la maleza tiene un nivel de crecimiento “explosivo”; es decir, aunque en el primer año haya escasas plantas en los lotes, al año siguiente el nivel de infestación puede ser alto.
Finalmente, Tuesca recalcó la idea de manejar la presencia de la maleza en la presiembra de la soja, ya que hay muy pocos principios activos para la controlen post emergencia del cultivo, además, por supuesto, de emplear estrategias de manejo alternativas que no solo incluyan el uso de herbicidas.
El problema de las resistencias es una preocupación creciente en la agricultura argentina, lo cual - está claro- requiere de flexibilidad para readaptar los viejos manejos a las exigencias que marcan los nuevos desafíos. t