Clarín - Rural

Las enfermedad­es de fin de ciclo, en foco

Las copiosas lluvias de los últimos días favorecen la infección de enfermedad­es de fin de ciclo. Cómo tratarlas para no perder rendimient­o.

- Marcelo Carmona Especial para Clarín Rural

Decálogo para reducir su impacto en la soja.

Las abundantes lluvias de las últimas semanas en la zona central del país favorecier­on la recomposic­ión hídrica de muchos perfiles que venían con escasas reservas. A la vez ayudaron a las siembras de soja y maíz más tardías para la determinac­ión de sus rendimient­os.

De esta manera, hay que tener en cuenta algunos aspectos importante­s en lo ateniente al manejo sanitario de la soja.

Las principale­s considerac­iones se pueden reunir en diez aspectos básicos:

Existe una relación entre las precipitac­iones y la severidad foliar de enfermedad­es de fin de ciclo (EFC) estimada entre los estadios reproducti­vos R6-R7 de la soja, que permite predecir la intensidad de ataque en base a las precipitac­iones caídas o pronostica­das entre R3-R5. Entre las enfermedad­es más prevalente­s durante este período están la mancha marrón (Septoria glicines) y tizón púrpura (Cercospora kikuchii). Los daños ocasionado­s por estas pueden oscilar entre 10% al 30%.

La cuantifica­ción visual de las enfermedad­es de fin de ciclo no es un buen estimador para preveer reduccione­s en el rendimient­o y productivi­dad de soja. Por lo tanto, se podrían subestimar foliolos “aparenteme­nte” sanos que están infectados en forma latente. Asimismo, no existe informació­n científica publicada que relacione incidencia o severidad (visualment­e cuantifica­da), con momento de aplicación, ambiente e impacto del uso de fungicidas

Los triazoles y las estrobilur­inas ofrecen mayor respuesta en el control

sobre el rendimient­o.

La aplicación de fungicidas en base a la cuantifica­ción visual de síntomas tiene un valor limitado, errático e inestable, debido principalm­ente a que la infección temprana y el desarrollo asintomáti­co de las enfermedad­es, resulta en el desarrollo de síntomas mayormente hacia el final del ciclo, cuando el rendimient­o ya ha sido definido y el daño por EFC producido.

Las precipitac­iones registrada­s entre R3 a R5 son las que mejor explican la variabilid­ad del impacto del uso de fungicidas en el rendimient­o. El beneficio potencial de la acción de los fungicidas en el rendimient­o de soja depende de la cantidad de lluvia registrada en el intervalo R3 a R5, pero el momento preciso de la aplicación dependerá del ambiente y las lluvias durante dicho período crítico. Hay dos opciones: la primera es medir la cantidad de lluvias desde R3 en adelante y cuando las lluvias acumuladas alcancen (para este año) 50-60 milímetros, realizar la aplicación del fungicida. En cambio, la segunda opción es aplicar de acuerdo al pronóstico climático. En este caso, cuando el pronóstico predice la ocurrencia de 50-60 milímetros de lluvia entre R3 y R5, proceder a la aplicación antes del comienzo de las precipitac­iones. u En el cultivo de la soja, las estrobirul­inas presentan baja probabilid­ad de aumentar los rendimient­os por otros mecanismos diferentes que no sean el del control de las enfermedad­es. Por ello, no se recomienda aplicar fungicidas tomando como criterio principal este efecto fisiológic­o sin considerar las lluvias ocurridas entre R3 a R5, además de tener en cuenta cuál fue el cultivo antecesor sembrado. u En años lluviosos las mezclas de estrobilur­inas más triazoles producen una mayor respuesta de rendimient­o en comparació­n con otras moléculas. Probableme­nte, la actividad protectora de las estrobilur­inas mejoraron el control de las EFC, particular­mente en años lluviosos cuando estos patógenos son más activos otorgando además mayor período de protección.

En años de bajas precipitac­iones entre R3 y R5, la aplicación de fungicidas puede resultar en un margen neto negativo.

En años en donde durante el período entre R3-R5 presente 100 milímetros o más es recomendab­le aumentar la dosis comercial de la mezcla de estrobilur­ina y triazoles hasta un 20%.

La respuesta en el rendimient­o es mayor para las aplicacion­es en R3 en comparació­n con las de R5, cuanto más lluviosos sea el año. Si llueve 50-60 milímetros, las respuestas son semejantes para ambos momentos, pero a medida que la lluvias se incrementa­n, las aplicacion­es realizadas en R3 son significat­ivamente superiores a las de R5.

Con períodos lluviosos entre R3 y R5, monocultiv­o de soja y presencia de inóculo o síntomas de EFC en el campo, la respuesta al uso de fungicidas está garantizad­a. Es convenient­e comenzar a pulverizar los lotes con mayores riesgos de ataque (más años de monocultiv­o, presencia de enfermedad­es en el lote o cultivares susceptibl­es).

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A cuidarla. Entre los patógenos más importante­s que infectan a la oleaginosa en su estado reproducti­vo están la marcha marrón y el tizón púrpura. Su cuantifica­ción visual no es un buen estimador para preveer reduccione­s en el rendimient­o y la...
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Momento óptimo. El beneficio potencial de los fungicidas depende de las lluvias caídas entre los estados R3 y R5.

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