El tambo y la carne corren desde atrás
Tanto el tambo como la producción de carne cuentan con un contexto internacional muy favorable, pero no lo pueden aprovechar.
El país desaprovecha los precios mundiales.
“Cuando hay devaluaciones fuertes, la leche corre de atrás”. Eso fue lo que dijo esta semana el analista y productor tambero José Quintana en una reunión realizada en la ciudad de Buenos Aires. Luego agregó que en este momento el costo de producción de la leche le gana al precio.
El analista dijo que el precio promedio de la leche para febrero en la Argentina es de 2,50 pesos, que equivalen a 31 centavos de dólar, un precio muy bajo en relación con los valores mundiales. El precio promedio de exportación de leche en polvo, por su parte, fue en diciembre de 5.022 dólares por tonelada. Según los cálculos de Quintana, con un costo industrial de 500 dólares, este valor de la exportación debería resultar en un precio al productor de 2,70 pesos el litro. “Hay un sustento para que el precio sea mejor de lo que es, pero es una decisión política. Para que el sector se pueda seguir desarrollando hace falta que se paguen tres pesos por litro”, afirmó en el marco de la jornada, que fue organizada por la firma Forratec.
Los datos revelados por el especialista respecto del mercado global indican que las importaciones de leche en polvo de China experimentaron un crecimiento del 791 por ciento entre 2008 y 2014. “Las importaciones chinas no parecen tener techo, y esto es un factor alcista, pero parece haber un barrera alrededor de los 5.000 dólares por tonelada. Además es baja la relación consumo stock”, dijo Quintana.
Tras referisrse a los aspectos económicos del mercado, el productor hizo hincapié en el sistema productivo. A nivel local, según indicó, la relación de precios leche/maíz está por encima de los dos kilos de maíz por litro de leche, cuando la media histórica es de 1,8. “Estamos por encima de la media, sigue siendo una buena relación, pero además lo que importa aquí es cómo convierte la vaca. Todo indica que vamos a seguir suplementando con maíz”, remarcó el especialista respecto del manejo productivo de los tambos. Acerca de las reservas forrajeras, Quintana dijo que los maíces tardíos y de segunda deberían desarrollarse bastante bien en la mayoría de las zonas, y que se está entrando con buena agua en la época de siembra de verdeos y pasturas. Luego se refirió al uso de soja en la alimentación del rodeo: “Cuando das expeler de soja obtenés dos litros más de leche. En 2011 la relación de precio era de 1,6 kilos de soja por litro de leche y la gente lo incorporó a la dieta, pero luego empeoró la relación y la gente lo sacó. Hay que pensar en una relación de 0,9 kilos de soja por litro de leche”, afirmó.
A su turno, el consultor del mercado de carnes Ignacio Iriarte repasó las perspectivas de la ganadería y aseguró que, al igual que en el mercado de leche, se está dando una convergencia en los precios mundiales, pero que la producción argentina está forzada a enfocarse en la demanda interna. “Hoy el mercado local es el que manda; la exportación está peor que hace tres meses, antes de la devaluación”.
A raíz de esta tendencia, según afirmó el analista, la Argentina está abandonando la producción de novillos. “Hay un 50 por ciento menos de novillos que hace ocho años, y eso es muy malo porque el mercado internacional solo acepta novillos pesados”, explicó.
Luego, Iriarte enumeró algunos factores a tomar en cuenta para comprender lo que sucede en la ganadería bovina. En primer lugar, dijo que el stock dejó de crecer y que actualmente se encuentra en un punto de equilibrio, pero que puede haber una liquidación incipiente. “Desde lo productivo, hay un estancamiento en los índices de cría, con un 65 por ciento de marcación. También hubo una fuerte caída de la invernada pastoril en zona pampeana y un bajo peso de faena”, destacó el analista. En cuanto al consumo interno de carne, remarcó que hay un fuerte avance en la oferta de sustitutos como el pollo y el cerdo.
Actualmente, las exportaciones de carne bovina representan solo el 7 por ciento del consumo total de Argentina, cuya faena en 2013 fue de 12.900.000 cabezas. Seguramente las trabas impuestas por el Gobierno tienen mucho que ver, pero este dato, según Iriarte, se enmarca en una tendencia global. “El mercado de la carne vacuna está estancado en el mundo, y los grandes productores están en retroceso. En Estados Unidos la parición del año pasado fue la misma que en 1949”, ejemplificó. Entre las razones para este fenómeno explicó que el costo de la tierra crece por la competencia con la agricultura, que la población se envejece y no quiere ir a vivir al campo y que falta escala en las explotaciones ganaderas.
Todo indica que la carne vacuna será un producto crecientemente escaso; un bien de lujo. A pesar de esto, Iriarte concluyó su disertación asegurando que las oportunidades para la Argentina siguen siendo muy buenas, y enumeró: “Hilton, Cuota 481, Cuota Americana, mercado Chino…”. La carne argentina sigue siendo la carne argentina.