Cuestión de género
“No soy la única mujer en el sector, pero somos una pequeña minoría. En el fondo, ser mujer es una ventaja porque sos diferente y los hombres no están acostumbrados a negociar con mujeres, entonces sacás bastante provecho”, dice Julieta Lastra desde su campo de 9 de Julio, en la provincia de Buenos Aires. Tiene una sonrisa ancha y la mirada profunda. Después dice que el machismo es un problema de los hombres del que ella no se hace cargo, y que los hombres del sector son muy educados. El carácter femenino le da a su manejo empresario algunas particularidades. “La ventaja es que nosotros somos más detallistas, yo me ocupo mucho de la gente. Lo que tiene de malo es que cuando se me cruza un tema, me quedo con ese tema e insisto con el tema. A veces el resto se debe cansar”, dice la productora, que lidera un equipo de once personas. Su concepción del liderazgo se la atribuye a sus años como monja de clausura en la juventud. “Yo concibo el liderazgo como se concibe en la vida religiosa: como un servicio. Yo estoy brindándole un servicio al equipo. Escucho a todos y la mayoría tiene mejores ideas que yo, pero cuando la línea es una, es una. Es decir, es una autoridad muy conversada, pero es lineal”, concluye.