Clarín - Rural

Patética imagen de inmovilism­o

- Héctor A. Huergo hhuergo@clarin.com

Algunas tribulacio­nes del gobierno K generan, por su recurrenci­a, una patética imagen de inmovilism­o.

Esta semana se sancionó la ley de abastecimi­ento. Ya estuvimos ahí. Y no sólo durante gobiernos justiciali­stas. También le cabe el sayo a períodos del radicalism­o y hasta las dictaduras militares. El resultado, en todos los casos, fue el mismo. Como decía Marx (Groucho), la política es el arte de buscar problemas, encontrarl­os, hacer un diagnóstic­o falso y aplicar después los remedios equivocado­s.

Es vox populi, en el campo y la ciudad, que la ley de abastecimi­ento tiene nombre y apellido: ir por la soja. El gobierno padece un síndrome de escasez de divisas por su propia impericia, pero cree que el origen de la enfermedad es que los productore­s no están liquidando su mercadería al ritmo de las necesidade­s del “modelo”. Entonces impuso la sanción de una norma que legaliza la expropiaci­ón de la soja aún en manos de los chacareros.

Es insólito, porque la soja no cumple papel alguno en la famo- sa mesa de los argentinos. No es, en consecuenc­ia, un artículo de primera necesidad. Pero sí lo son las divisas que genera el yuyo maldito, denostado hasta el ridículo por los intelectua­les K, que se llenaron la boca hablando del “monocultiv­o”, la “sojización” y otras diatribas en las que abundan con fluidez e ignorancia. Pero ahora quieren ir por ellos porque representa­n, creen, un puñado de dólares. Ojalá la destinaran con mayor énfasis a causas más nobles, como reforzar la alimentaci­ón en los barrios carenciado­s.

Hay ONGs que llevan doce años entregando refuerzos de soja texturizad­a en comedores de distintas organizaci­ones sociales, y ahora se apresta a multiplica­r el esfuerzo en un programa liderado por Solidagro. Pero ese no es el camino que recorre un gobierno acuciado por la falta de divisas.

El kirchneris­mo viene preparando el terreno para ir por los granos. Hace un par de semanas, la AFIP sacó una resolución en la que obligaba a declarar las compras de bolsas de almacenaje, detallando medidas y cantidades; y luego, dar las coordenada­s de ubicación. En paralelo, se introdujo en el Congreso el proyecto de ley de abastecimi­ento, que ahora se sancionó. Entre sus defensores, la más explícita fue la diputada Conti, que dijo sin ambages que es la

El kirchneris­mo viene preparando el terreno para ir por los granos

herramient­a legal para expropiar las cosechas.

La respuesta del ruralismo fue obvia: profundo rechazo, clima de movilizaci­ón y convocator­ia a la autodefens­a. Situación horrible, porque la historia universal está plagada de conflictos dramáticos por causas parecidas.

La realidad es que los productore­s venían vendiendo regularmen­te su producción, y los exportador­es fueron liquidando dólares a la par de estas ventas. Conviene saber que los exportador­es del complejo agroindust­rial no están integrados verticalme­nte. Tienen que comprar la mercadería que luego procesan y embarcan. En el marco de la inestabili­dad cambiaria y la alta inflación, sólo traen los dólares cuando hay “liquidez”, es decir, cuando los productore­s venden fluidament­e.

Pero los chacareros no quieren vender sus ahorros en soja porque no tienen qué hacer con los pesos que obtendrían. Tendrían que gastarlos o ponerlos en plazo fijo. Gastarlos no quieren, porque el negocio no da y se preservan para el futuro. Por la misma razón no invierten en equipos o bienes de capital, y encima el gobierno les cortó los créditos “en la inteligenc­ia” de que así los obligaba a vender. Lo único que lograron fue frenar del todo la venta de maquinaria agrícola, hoy en profunda recesión.

El resultado de esta estrategia de los productore­s fue desastroso. Desde abril, la soja no para de caer. Esta semana tocó los mínimos de los últimos cinco años. En otras palabras, la mala praxis de un gobierno que se quedó sin aire no hizo más que impulsar la espiral descendent­e.

Pero lo realmente insólito es lo del trigo. Mientras apuntan a los silos de soja, hay un excedente de 2 millones de toneladas de trigo, listas para exportar. Y el gobierno no autoriza los embarques. Francia, esta semana, aprovechó la bolada para venderle a Egipto unas cuantas toneladas. Buenos reflejos, porque luego se conocieron cifras de la cosecha 2014/5 que preludian un aluvión de trigo, que por eso bajó otros 3 dólares esta semana. Y, para rematar la catarata de inconsiste­ncias, esta semana el canciller Héctor Timmerman anunció acuerdos para exportar muchísima carne a Rusia. No le avisaron que desde hace un mes las exportacio­nes de carne están suspendida­s. t

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Cosechas. El Gobierno ya sabe cuánto grano hay guardado y en qué lugares.
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