El riego entra en una nueva era en el país
En una reunión en el INTA Manfredi, se adelantó que el área irrigada en la Argentina podría duplicarse.
En la Argentina se viene una segunda ola de expansión de la tecnología para riego. Esta fue una de las conclusiones centrales de la Cuarta Reunión Internacio- nal de Riego, que se desarrolló hace unos días en el INTA Manfredi en la provincia de Córdoba.
Los especialistas coincidieron en que la evolución que ya han adquirido las tecnologías de irrigación en la Argentina, y las nuevas que se van sumando, están llamadas a promover un gran salto productivo en las zonas que apostaron a estos sistemas. Con eje en esta revolución, en los próximos años se podrían duplicar, vertiginosamente, las 2,2 millones de hectáreas que se riegan en la actualidad en el país.
En el encuentro, Eduardo Martellotto, director del Centro Regional Córdoba del INTA, adelantó que las tecnologías de riego que vienen van mucho más allá de conseguir estabilidad en los rendimientos. “Utilizan las herramientas de la agricultura de precisión, pueden aprovechar aguas residuales y efluentes, y logran hacer aplicaciones de fertirriego y de agroquímicos con mayor eficiencia”, contó Martellotto.
En el 70% de la superficie bajo riego en la Argentina se utiliza el método superficial o gravitacional, que es el que más eficiencia está demandando. En cuanto se consiga, ya se habrá dado un paso hacia el gran salto. Otro paso se está comenzando a dar con el riego de cultivos extensivos con aguas residuales. El potencial es enorme, si tan sólo se piensa en las aguas residuales domésticas (urbanas) o industriales.
El ingeniero Raúl Crespi, de la Universidad Nacional de Río Cuarto, expuso ejemplos más que ilustrativos: en Israel, el 50% de las aguas residuales urbanas se destinan al riego; las aguas residuales de la “mega-ciudad” de México proveen riego a 80.000 hectáreas; en EE.UU., el agua con la cual muchos pivotes riegan miles de hectáreas tienen el mismo origen.
La plataforma para solventar “lo que se viene” se vió en los 48 stands de la exposición que se montó en el INTA Manfredi, que acompañó al nutrido programa de conferencias. El 20% eran empresas que ofrecían sistemas de riego por goteo enterrado o subterráneo (RGS), un sistema que ya vienen probando productores líderes en la Patagonia.
En el evento disertó el ingeniero Freddie Lamm, un especialista de la Universidad de Kansas (Estados Unidos), quien contó que en su país ya se irrigan con sistemas subterráneos unas 2 millones de hectáreas, sobre un total de 14 millones de hectáreas que se riegan con otras tecnologías.
En algunos estados de ese país, señaló Lamm, rige un mecanismo de subsidios para cubrir una parte de las inversiones. En Nebraska, por ejemplo, cuando un “farmer” se pasa del sistema de riego por surco al presurizado por pivote recibe un incentivo fiscal y lo mismo sucede si migra al goteo enterrado, porque lo que se persigue es mejorar la preservación del recurso agua, proteger su calidad y desarrollar tecnologías que mejoren la productividad en las grandes llanuras. t