Hay equipo para el futuro
En Alemania, un foro organizado por Bayer analizó los desafíos del maíz y la soja. Los argentinos, presentes.
En el contexto de una población mundial en constante crecimiento, la demanda mundial de productos de maíz y soja está aumentando en forma continua. A fin de incrementar la productividad agrícola sin comprometer al medio ambiente, es necesaria una intensificación sustentable de la producción.
Hace pocos días, más de 200 expertos y representantes de los países productores de maíz y soja alrededor del mundo se reunieron en una conferencia internacional en Frankfurt, Alemania, para anali- zar la manera de abordar este tema, y los desafíos y oportunidades que se presentarán.
El foro, organizado por Bayer CropScience, tuvo como objetivo estimular nuevas perspectivas sobre temas que abarcaron desde los desafíos agronómicos, como el manejo integrado de malezas y plagas, las limitaciones climáticas, los requisitos de la cadena de valor y los programas de certificación, hasta las futuras tecnologías y la agricultura digital.
Desde Argentina, viajó un grupo integrado, entre otros, por Beatriz Giraudo, Federico Bert, Santiago del Solar, Fernando Zubillaga, Guillermo Bellottini, Luis Lanfranconi y Martín Fraguío.
Al encontrarse entre los más importantes cultivos, el maíz y la soja están en la actualidad en el centro del debate público y la controversia que asocia a estos grandes cultivos con un impacto negativo para el medio ambiente.
En ese marco, Bayer CropScience ha establecido una serie de foros para brindar una plataforma de trabajo sobre el futuro de los cultivos. “Con esto queremos promover el diálogo entre los integrantes y el intercambio de conocimientos, enfocados en las tendencias sociales y las soluciones innovadoras para enfrentar los futuros desafíos”, afirmó Mathias Kremer, director de estrategias de la compañía.
El maíz y la soja son cultivos verdaderamente versátiles. Por ejemplo, existen más de 4.200 usos para los productos del maíz, con una mayor preponderancia en la producción ganadera, seguida por el etanol, el almidón alimentario y los productos endulzantes. Menos del 1 por ciento del maíz en el mundo se utiliza para la producción directa de alimentos. Con esta amplia variedad de usos, es la materia prima agrícola líder en el mundo.
En los últimos 40 años, el maíz superó a todos los demás cultivos en ganancias de productividad y crecimiento de valor. Más del 20 por ciento de los gastos totales para la protección de semillas, características genéticas y granos está destinado al maíz.
Por su parte, la soja es un ingrediente importante en el alimento ganadero debido a su alto contenido en proteínas. El grano se procesa para obtener aceite y proteínas para la industria de alimentación ganadera. Un porcentaje más pequeño se utiliza para el consumo humano y se convierte en productos que incluyen a la leche de soja, la harina de soja y muchos productos alimenticios de venta al por menor. También se utiliza en varios productos industriales.
La soja se cultiva en más de 110 millones de hectáreas alrededor del mundo. En el año 2013, la producción mundial alcanzó aproximadamente las 275 millones de toneladas. EE.UU., Brasil y Argentina constituyen alrededor del 80 por ciento de la producción mundial, mientras que China es el mayor importador.
La soja ha experimentado una evolución agronómica estable en los últimos cincuenta años. El promedio de cosecha ha crecido de 1 tonelada por hectárea, en la década de 1960 a 2,5 toneladas por hectárea en 2013. t