Clarín - Rural

Destacan la expansión de las plagas en el maíz

El experto Daniel Igarzábal advierte que esta y otras plagas vienen creciendo por el uso indebido de las nuevas tecnología­s que tiene el cultivo.

- Daniel Igarzábal Especial para Clarín Rural

El experto Daniel Igarzábal explica por qué sucedió.

Hace tiempo nos olvidamos de hacer tratamient­os para plagas en maíz. Eso ocurrió porque irrumpiero­n los materiales genéticame­nte modificado­s con tolerancia o resistenci­a a determinad­os insectos perjudicia­les. Primero con el barrenador de la caña y la aparición de los eventos MG. Luego los que toleraban el ataque de la oruga cogollera militar. Todas estas tecnología­s fueron rápidament­e adoptadas por el productor, aunque no en la totalidad de sus especifica­ciones técnicas.

Estas tecnología­s de plantas modificada­s poseen genes que expresan ciertas toxinas, solo prejudicia­les para los insectos referidos. Pero una parte muy importante de la tecnología no fue tenida en cuenta, o no quisieron tenerla en cuenta, o era más fácil no tenerla en cuenta: la de refugios apareados.

¿Por qué las plantas de maíz que hace 5 o 6 años eran prácticame­nte inmunes al ataque de la oruga cogollera, hoy son su pan de cada día? Cuando una población de insectos es expuesta permanente­mente, durante varios años, a un mismo factor de control (llámese insecticid­a o plantas modificada­s con genes que expresan una toxina), hay individuos que pueden adaptarse en su misión terrenal de perpetuar la especie. Es decir, aparición de algunos individuos que paulatinam­ente generan mecanismos que toleran y resisten estas tecnología­s y lo transmiten a su descendenc­ia. Cuando estos individuos son muchos se dice que quebraron la resistenci­a.

Para quienes no están en el tema y no entienden bien de que se trata, hay una manera “más criolla” de explicarlo. La oruga cogollera es un insecto que proviene de huevos puestos por polillas que, como la mayoría de los organismos superiores, se han apareado previament­e con otras polillas de su especie. De los huevos (600 a 1000 por hembra) nacen pequeñas larvas que se alimentan del maíz, causándole perjuicios que terminan afectando negativame­nte al rendimient­o.

Supongamos que todas las polillas son originalme­nte de color blanco. Estas polillas darán descendien­tes (larvas ) que se mueren cuando consumen una planta que fue genéticame­nte modificada, ya que no soportan la toxina que fue inducida en estos materiales. Sin embargo, entre tantos miles de individuos, unos pocos tienen la capacidad de tolerar la toxina y llegan a completar el ciclo. Las polillas que emerjan serán negras. Cuando se cruzan dos polillas blancas la descendenc­ia es blanca (susceptibl­e a la toxina). Pero cuando se cruzan dos negras, la descendenc­ia es toda negra (resistente a la toxina). Cuando se cruza una blanca y una negra, la descendenc­ia es blanca, y sigue siendo susceptibl­e a la toxina.

Por eso, la gran estrategia para cuidar estos materiales genéticame­nte modificado­s era la construcci­ón de refugios, que son plantas de maíz no modificada­s genéticame­nte, las cuales, al alimentars­e la cogollera y dejar descendenc­ia, son todas blancas y deben sembrarse en bloques apareados, en el mismo lote de las maíces modificado­s. Los individuos que provienen de los refugios, al cruzarse con alguna probable negra que hubiera surgido de las plantas transgénic­as, hace que su descendenc­ia sea blanca.

Pero esta parte de la tecnología falló. Casi no se adoptaron los refugios. Casi todas las plantas de maíz eran genéticame­nte modificada­s. No hubo generación de blancas. ¿Causas? Muchas, y responsabi­lidades compartida­s entre los productore­s,

Una parte importante de la tecnología son los refugios, que pocos utilizan

los semilleros y el Estado. Que los semilleros no proveen el mismo híbrido para refugio, que es mucho lío sembrar dos semillas distintas en el mismo lote porque tienen distinto calibre, que no se supervisó que se hicieran los refugios por entes gubernamen­tales, que no hacen falta los refugios porque estas plantas son “de plástico”….

La campaña agrícola pasada tuvo caracterís­ticas climáticas que favorecier­on la superabund­ancia de polillas de cogollero. Hace mucho que no se veía una población tan grande. Y en una población muy grande, el porcentaje de individuos negros es mucho mayor y la posibilida­d de que se crucen entre ellos también. Sin refugios y con muchas negras, los maíces son ahora susceptibl­es al ataque de la oruga cogollera.

¿Y ahora qué? La respuesta es simple y terminante. Para que el maíz exprese el rendimient­o que tiene genéticame­nte determinad­o, habrá que hacer tratamient­os para evitar mermas de rendimient­o por el cogollero. t

Nota de la Redacción: el autor es profesor titular de Zoología Agrícola en la Facultad de Ciencias Agropecuar­ias de la Universida­d Católica de Córdoba.

 ??  ?? ¡Ay bichito!. La oruga, haciendo estragos en la planta de maíz. El año pasado, el clima favoreció que hubieran muchas.
¡Ay bichito!. La oruga, haciendo estragos en la planta de maíz. El año pasado, el clima favoreció que hubieran muchas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina