Clarín - Rural

Fertilizar es central

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En el campo de Hugo Ghio, en la localidad de Camilo Aldao, en el sudeste cordobés, el productor lleva desde hace más de 15 años un ensayo de larga duración monitoread­o por el INTA, Aapresid y el IPNI, cuenta Juan Pablo Iole, uno de los responsabl­es, técnico del INTA Marcos Juárez. En una superficie de veinte hectáreas hace la misma rotación que en todo el campo, pero prueba distintas combinacio­nes de nutrientes (macros y micros) y de dosis. El rotar diferentes cultivos sobre la misma superficie, en varias campañas, brinda beneficios, pero también desafíos, explica Ioele. Entre los primeros se destacan la gran ayuda que dan las rotaciones para resolver problemas de malezas, ya que al realizar diferentes cultivos hay que variar principios activos de herbicidas. Asimismo, meter un cultivo invernal (trigo), en una secuencia intensific­ada, el mismo año de la cosecha de uno estival (maíz) ahoga al banco de malezas latente que está en la superficie, debido a la competenci­a por los recursos. Los mismos beneficios están en el manejo de insectos y enfermedad­es, ya que al intercalar diferentes cultivos en una secuencia planificad­a se logra cortar el ciclo de estos agentes. También con rotaciones se producen cambios químicos y físicos sobre el sustrato, precisa Ioele. Al mismo tiempo, indica que el impacto de la nutrición en la obtención de mejores cultivos se evidencia principalm­ente a lo largo de los años en el “ambiente construido”. La fertilizac­ión de un lote se construye con una mirada que va más allá de las residualid­ades de cada nutriente, porque las raíces de un cultivo bien alimentado exploran más profundo y los residuos de la planta aportan mucha más materia seca, precisó Ioele.

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