Clarín - Rural

El trigo, nuevamente olvidado

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Se acerca la cosecha de trigo a la zona central de la provincia de Buenos Aires, la principal provincia productora de este cereal. Y una vez más los productore­s trigueros tenemos dificultad­es para vender la cosecha, que se calcula en 12 millones de toneladas. La mejor prueba de ello es que el valor del trigo local se desplomó el 20% en sólo 10 días, justo antes de comenzar la cosecha.

El consumo interno anual es de aproximada­mente 6 millones de toneladas. Existe un remanente de la cosecha anterior de casi 2 millones, por lo que el saldo exportable de esta campaña sería de casi 8 millones.

El gobierno ha autorizado hasta el momento la exportació­n de sólo 1,5 millones, incluida la exportació­n de harina en 3 tramos de 0,5 millones. Peor que en la época del secretario Guillermo Moreno. El gobierno va perfeccion­ando sus medidas en pos de sus objetivos: trigo barato para todos y todas. Eso sí, poco.

A los exportador­es, que ya tienen mucha mercadería comprada, no les interesa pujar con gran ahínco por el trigo, ya que pueden exportar de a poco, no como en otras épocas cuando los barcos hacían cola en Rosario y Bahía Blanca para cargar trigo, durante todo el verano.

Hoy en día podemos decir que los ROE verde (permisos de exportació­n) son mucho más perjudicia­les que las retencione­s y de hecho el precio que paga la molinería y la exportació­n es menor al FAS teórico (precio de exportació­n menos retencione­s), favorecien­do de esta forma los grandes exportador­es, que son 5 ó6, y a los molinos, perjudican­do así a los productore­s de trigo.

Cuando le comenté esta situación a un simpatizan­te del kirchneris­mo me dijo: “por supuesto, estas medidas son correctas porque favorecen a 40 millones de consumidor­es y no a 60 mil productore­s de trigo”. Los kirchneris­tas no se dan cuenta, o no quieren darse cuenta, de que la Argentina puede producir más de 20 millones de toneladas de trigo y que tenemos un mercado muy próximo, Brasil, ávido del trigo argentino. Lamentable­mente al gobierno no le interesa la mayor producción y la exportació­n, sino solamente favorecer a los consumidor­es. Todo esto se encuadra en la banal excusa de defender la mesa de los argentinos.

Está demostrado que el trigo tiene una baja incidencia en el precio final del pan: alrededor del 10 % del producto final. El molinero y el panadero se apropian de la renta del productor, desalentan­do la siembra y perjudican­do, a la larga, a toda la sociedad.

El consumidor tampoco se vio favorecido por las medidas intervenci­onistas del gobierno, pues mientras el pan subió desde el 2006 de $ 2,50 a $ 25 por kilo, unas diez veces, el trigo aumentó menos de tres veces su valor, pues de $ 400 por tonelada pasó a $ 1000.

Esta semana tuve el privilegio de asistir al primer Congreso de Econopolio­s nomía Política, organizado por el Centro de la Cooperació­n que responde al diputado Carlos Heller, en conjunto con la Universida­d de Quilmes, que ha sido un semillero de “La Cámpora” y que ha colocado a muchos funcionari­os en las distintas áreas del gobierno.

En dicho congreso, en una de sus ponencias, se hablaba sobre de qué forma se podían apropiar de mayor renta sojera, como si ya no se hubiesen apoderado bastante. Entre otras medidas, sugerían crear un ente que participar­a en el comercio de granos como la ex Junta Nacional de Granos para, de esa forma, apropiarse de más renta agraria de los productore­s y los exportador­es. Mientras tanto, favorecen a los moa granarios y perjudican a los productore­s.

Cuando los conservado­res crearon las juntas de granos y carnes, lo hicieron con la finalidad de defender al productor frente a los grandes monopolios granarios y frente a los frigorífic­os ingleses. Si fuera esa la filosofía, hoy el trigo tendría precio sostén para defender a los productore­s y no estaríamos en manos de los exportador­es y los molinos. Los jóvenes de la Cámpora y el kirchneris­mo tienen otra idea: la quieren recrear pero con la finalidad de apropiarse de la renta granaria. Más todavía.

No puedo entender como algunos productore­s agropecuar­ios, muy pocos afortunada­mente, apoyan a este gobierno, para el cual sólo somos unos parásitos que vivimos del “yuyo”, que por efecto y gracias a la fotosíntes­is y a la fértiles tierras de la pampa húmeda se sientan a esperar, tomando mate, que la soja crezca y nos brinde generosa su fruto.

El principal problema de los productore­s rurales en la Argentina es que somos pocos votos y casi no tenemos representa­ción parlamenta­ria. Para el gobierno somos un número de CUIT al cual hay que perseguir y ordeñar en todo lo más posible, sin darse cuenta de que somos el sector más dinámico y eficiente de la economía argentina. Podríamos generar muchos más dólares sin necesidad de mendigarlo­s a los chinos o a otros y vivir con lo nuestro o tener más dólares para las importacio­nes, que son tan necesarias y están tan llenas de restriccio­nes. t

 ??  ?? ¡A trillar, mi amor!. Un lote triguero que ya comenzó a ser levantado en el norte de Buenos Aires. Desde 2006 hasta hoy, el kilo de pan pasó de $ 2,50 a nada menos que $ 25, mientras que la tonelada de trigo pasó $ 400 a $ 1.000.
¡A trillar, mi amor!. Un lote triguero que ya comenzó a ser levantado en el norte de Buenos Aires. Desde 2006 hasta hoy, el kilo de pan pasó de $ 2,50 a nada menos que $ 25, mientras que la tonelada de trigo pasó $ 400 a $ 1.000.

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