Buscando al enemigo
La soja de primera arranca su período crítico en óptimas condiciones. Clarín Rural dialogó con especialistas en sanidad, quienes aconsejaron las mejores estrategias para cuidar el cultivo.
La campaña sojera está a pleno, en un marco en el que, ante la baja de precios, resulta más importante que nunca lograr los mayores rindes posibles. Por eso, Clarín Rural entrevistó a expertos en enfermedades y plagas, que revelan sus consejos estratégicos.
Después de un diciembre climáticamente “de manual” para la soja, con precipitaciones regulares cada semana y aislados problemas sanitarios, en la zona central del país el cultivo comenzó el 2015 en condiciones productivas óptimas. Este es un aspecto muy positivo en un año con precios de pizarra en baja y en cual el aumento de los rendimientos será el índice que equilibrará los márgenes económicos del cultivo.
Entonces, ¿qué aspectos técnicos son clave para cuidar el preciado tesoro del rinde y que no haya pérdidas justamente por estos días, en los que comienza el período crítico de la soja de primera?
Clarín Rural dialogó con técnicos y especialistas en materia sanitaria de diferentes zonas, para que ellos aporten útiles consejos técnicos a los productores.
Por el lado de las plagas, Nicolás Iannone, experto de INTA Pergamino, señala dos grandes reglas generales en esta etapa de definición de rendimiento del cultivo.
De ahora en más, alerta sobre la importancia del adecuado monitoreo, es decir, “ver más ante iguales situaciones ... lo que sería hacer un monitoreo de alta confiabilidad”, dice. Aunque el experto comenta que a nivel regional no hay grandes ataques de plagas en soja en este momento, afirma que probablemente los haya en el corto plazo. Por eso, “un muestreo eficaz dirá qué y cuánta plaga hay en el lote y, a partir de ello, se pueden tomar las decisiones correctas respecto a las aplicaciones”.
El especialista hace hincapié en estos dos aspectos, monitoreo y calidad de aplicación, porque son los más importante en la defensa de los rendimientos.
“Es fundamental ajustar la calidad porque es lo que más impacta en el control”.
Por otra parte, el experto pergaminense destaca que, así como las buenas condiciones pueden ser favorables para el desarrollo de las plagas, también lo son para los insectos benéficos.
“Representan un ayuda extra para manejo de plagas y de costo cero. Solamente se debe cuidar que el insecticida elegido no impacte sobre esta fauna”, subraya.
A su turno, Roberto Peralta, especialista en zoología agrícola de la Universidad Católica de Córdoba, aporta en tres grandes recomendaciones para el manejo de las plagas.
Lo primero que considera es que “éstas dos primeras semanas de enero son las dos últimas para hacer ajustes en la estrategia del manejo de plagas”. De esta forma, aclara que la estrategia está definida por la historia de cada lote y que las tácticas son las decisiones que el productor toma instantáneamente de acuerdo a cómo se presente la dinámica de las plagas.
Entonces, tomando en cuenta esto, “son los últimos días para cerrar la planificación”, un factor decisivo “para que los productores no terminen aplicando cualquier insecticida que esté a mano en el galpón”, dice.
El experto manifiesta, en coincidencia con Iannone, que la peor estrategia que puede adoptar el productor en este momento es la combinación de falta de monitoreo y mala calidad de aplicación de productos. “Demorarse en hacer monitoreos, considerando el buen estado del cultivo o desatendiendo a la dinámica de las plagas, que cambia permanentemente, es un error muy grave”, advierte el experto. Respecto a la calidad, dice que “ya sea por performance de producto o por la dosis de aplicación, ambas son cuestiones que no tienen impacto sobre el margen bruto del cultivo y son parte de una eficaz táctica manejo”.
Al respecto, Peralta rescata que hay que respetar la dosis y también conocer su dinámica del producto, en caso de que el productor pretenda bajar los costos.
“Hay productos que tienen la misma performance pero distinto precio”, apunta.
En materia de enfermedades, Antonio Ivancovich, especialista de INTA Pergamino, manifiesta que es una semana clave para tomar decisiones de manejo, ya que las enfermedades de fin de ciclo empiezan a manifestarse en los monitoreos.
“Cuando el año es bueno para los cultivos, como éste, también es bueno para las enfermedades. Por eso es necesario estar muy atentos a las progreso de las enfermedades y a la calidad del monitoreo”, advierte.
Según el especialista, quien defiende el uso de umbrales para tomar las decisiones de aplicación de producto, en años favorables para las enfermedades, los umbrales se dan más temprano en el ciclo del cultivo. Por este motivo, dice que el monitoreo debe ser más frecuente, cada tres a cuatro días, aclara.
También señala que las enfermedades de fin de ciclo avanzan mayormente desde el rastrojo hacia la parte superior de la planta, con lo cual la eficacia de la llegada del fungicida a la parte basal es clave para detener el avance de la enfermedad.
Por su parte, el fitopatólogo de la FAUBA Marcelo Carmona sostiene que las enfermedades foliares de fin de ciclo, que son las más prevalentes e importantes (mancha marrón y tizón púrpura) se presentan todos los años.