El Niño “Modoki” se instala como un fenómeno climático de alta variabilidad.
Afirman que trae buena humedad en general, pero con tormentas localizadas extremas.
El fenómeno de El Niño que parece que atraviesa esta campaña es caprichoso y errático. Un científico japonés, Toshio Yamagata, lo bautizó como Niño “Modoki” (en japonés significa “similar, pero diferente”) para diferenciarlo del tradicional, que en la Argentina supone un patrón de lluvias más regular en el centro de país y en el Litoral. Hasta el momento, el clima viene acompañando el desarrollo de los cultivos: la soja marcha a punto caramelo en la zona núcleo, pero con diluvios que generan problemas puntuales. En Gualeguaychú, por ejemplo, esta semana cayeron 200 milímetros en 12 horas y en el norte de Santa Fe los lotes de soja y girasol están muy “encharcados”. Eduardo Sierra, especialista en agrometeorología de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, anticipa que lo que vienen son “fuertes anomalías” y una sucesión de “eventos extremos” (El Niño Modoki), que pueden castigar una zona y perdonar a otra. En este escenario influye el calentamiento del Atlántico Sur. Es una características que se viene repitiendo en las últimas campañas, en las que la variable climática creció como factor de riesgo. Todavía falta un trecho largo para el otoño, pero Sierra dice que allí hay algunos signos de que la “Niña” podría tomar la posta, con un aumento en la probabilidad de heladas tempranas y una abrupta caída en el régimen de precipitaciones.