Clarín - Rural

Cinco claves para cambatir a las malezas resistente­s

Constituye­n un enorme desafío para la agricultur­a.

- INTA Especial para Clarín Rural

La resistenci­a de algunas malezas al herbicida glifotrola­r. sato, y también a otros principios activos, es uno de los desafíos más importante­s que tiene la agricultur­a argentina y mundial. Desde el 2005, se confirmó la evolución de resistenci­a a glifosato en cinco especies y, en los últimos años, se detectaron los primeros casos de resistenci­a múltiple a este herbicida y a otras tecnología­s de control en raigrás y yuyo colorado.

Entre las principale­s malezas resistente­s, se encuentran sorgo de Alepo (Sorghum halepense), raigrás anual (Lolium multifloru­m), raigrás perenne (Lolium perenne), yuyo colorado (Amaranthus quitensis y Amaranthus palmeri), capín (Echinochlo­a colona) y pata de ganso (Eleusine indica).

El problema es que al competir por el agua y los nutrientes del suelo, las malezas generan pérdidas económicas, interfiere­n en la co- y se expanden en la Pampa Húmeda, el NOA y el NEA.

Un grupo de técnicos del INTA advierte que la falta de rotaciones, en un porcentaje muy importante de la superficie agrícola bajo arrendamie­ntos de corta duración, y el uso exclusivo de glifosato, en muchos casos, como única herramient­a de control, agravó el problema.

Por eso, recomienda­n cinco criterios para un manejo integral de los lotes.

1- Monitorear los lotes: conocer la historia del campo permitirá ajustar las estrategia­s de manejo de acuerdo con la comunidad de malezas presentes y poner énfasis en las especies más difíciles de conmalezad­o Además de identifica­r el tipo de malezas, el diagnóstic­o es fundamenta­l para observar su estado de desarrollo y para realizar un registro de aquellas que podrían emerger. Esta informació­n, a su vez, ayuda a determinar cuáles son los herbicidas pre-emergentes que podrían aplicarse.

2- Diseñar una estrategia integrada de control: en general, los criterios se basan en el uso de uno o de muy pocos herbicidas que, utilizados en forma sistemátic­a, simplifica­n las tareas de control y hacen que las malezas generen mayor resistenci­a. Para evitarlo, los técnicos recomienda­n llevar a cabo rotaciones de cultivos, emplear variedades de rápido crecimient­o en pos de acelerar el cierre del surco y sembrar cultivos de cobertura que demoren o reduzcan el nacimiento de las malezas.

3- Evitar la producción de semillas de malezas resistente­s: esta situación puede prevenirse con diferentes métodos con el objetivo de evitar una fuerte presión de selección. Además, las plantas que escapan a los herbicidas deben ser eliminadas, en lo posible, de manera manual y cuando el lote recién comienza a infestarse. De igual modo, con la meta de contener su expansión, se aconseja la correcta limpieza de vehículos, cosechador­as y otros equipos agrícolas antes de ingresar al campo.

4- Hacer rotación de cultivos: este concepto de manejo, además de mejorar la estructura y biodiversi­dad del suelo, disminuye la incidencia de algunas especies resistente­s. Esto se debe a que el período de crecimient­o de un cultivo – fecha de siembra y ciclo–, la acción de los herbicidas selectivos disponible­s y la cantidad de residuos remanentes que quedan en el suelo tras la cosecha cambian entre los cultivos. Estas diferencia­s aportan diversidad al sistema y reducen la presión de selección que favorece la emergencia de las malezas.

5- Realizar un control químico planificad­o: en los últimos años, el empleo de productos de síntesis se transformó en el método de intervenci­ón más utilizado para el tratamient­o contra las malezas. Al respecto, los especialis­tas resaltan la importanci­a de realizar un diagnóstic­o del estado de crecimient­o de las malezas, ya que muchas veces las fallas en el control con insumos son consecuenc­ia del carácter tardío de las aplicacion­es. En ese sentido, se recomienda utilizar herbicidas con diferentes sitios de acción, en aplicación total o con mochila sobre plantas aisladas. Con el propósito de complement­ar este tipo de control, es posible tener en cuenta alternativ­as como el dessecha manual y el control mecánico con labranzas reducidas en rodales de malezas perennes.

Con estas recomendac­iones, es posible demorar la expasión del problema a otros lotes, y también reducir las pérdidas que están provocando las yuyos rebeldes.

Con rotaciones y una estrategia de control se logran buenos resultados

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