Clarín - Rural

Corazón ganadero en la Cuenca del Salado

En la histórica cuenca ganadera, Rodolfo Nougués aprovecha que, ahora, muchos campos dejaron de medirse en términos agrícolas e invierte en infraestru­ctura aun en los lotes alquilados.

- Esteban Fuentes efuentes@clarin.com

En la principal región ganadera argentina, Rodolfo Nougués aprovecha que, ahora, muchos campos dejaron de medirse en términos agrícolas y crece en superficie. Incorpora a la soja y el maíz y, además, invierte en infraestru­ctura aun en los lotes alquilados.

A los 37 años de edad, luego de trabajar 13 años en el camagropec­uaria po familiar localizado en el partido bonaerense de Saladillo, Rodolfo Nougués recibió un llamado de su padre: quería vender los dos campos que integraban la empresa que manejaba.

Rodolfo tenía dos alternativ­as: o cobraba la indemnizac­ión y salía a buscar trabajo (esto ocurrió en el 2001, una época mala) o reinvertar­se, dejando de ser un trabajador profesiona­l (es agrónomo) para transforma­rse en un empresario.

El padre de Rodolfo tuvo suerte. Su hijo eligió la segunda opción y desde ahí no paró ni un segundo de trabajar con la ganadería hasta convertirs­e en lo que es hoy: produce en 5.300 hectáreas, de las cuales dedica 4.000 hectáreas a esta actividad (con más de 4.000 animales) y 1.300 le da a la agricultur­a.

“Nunca me había cuestionad­o cuáles eran los intereses de mis padres. Pero a partir de ese momento comprendí que un aspecto clave es entender la necesidad de los propietari­os de la tierra”, comentó Nougués, quien además es integrante del CREA Arroyo de las Flores.

Con la indemnizac­ión recibida, alquiló uno de los dos campos de la familia. El padre liquidó la mayor parte del rodeo de cría e invernada, con excepción de 500 vacas, que le entregó a Rodolfo con el compromiso de saldar la deuda en el término de un año.

Vivió austeramen­te con los honorarios de asesor. Y se propuso reinvertir todo lo generado por el nuevo emprendimi­ento.

Comenzó a armar un esquema forrajero intensivo con el objetivo de aprovechar cada metro del área ganadera disponible para poder entorar la mayor cantidad posible de vaquillona­s de 15 meses de edad.

Así, armó un esquema de ciclo completo con corrales de iniciación para terneros y de terminació­n para novillos o vaquillona­s de rechazo.

A partir de 2004, los precios de la hacienda y de los granos comenzaron a repuntar. Logró alquilar el sector ganadero del otro campo familiar, que inicialmen­te había arrendado una tía suya, y también el área agrícola presente en esa explotació­n.

Se sumó que comenzó a alquilar otros campos de la zona para hacer agricultur­a. “En el ciclo 2008/09 sembré unas 1.600 hectáreas, pero con la sequía perdí el 30% del capital total. Lo que me salvó fue haber invertido en ganadería”, recordó.

Una de las particular­idades de Nougués para lograr este crecimient­o fue poner en producción campos que ya no se alquilan para

agricultur­a.

El hombre relató que los campos familiares arrendados se explotan en el marco de contratos con un plazo de 10 años, en los cuales, si bien el inquilino se compromete a realizar todas las mejoras necesarias, se reserva el derecho de cobrar las cuotas no amortizada­s de las inversione­s concretada­s en caso de que el contrato, una vez finalizado, no sea renovado. Para calcular el valor de las amortizaci­ones, las inversione­s se consideran en kilos de carne.

“El año pasado me ofrecieron campos a 50 kg/ha de carne que en 2013 se habían alquilado a 7 qq/ha de soja. Pero, al no tener infraestru­ctura ganadera, es difícil ponerlos en producción”, explicó.

Ese modelo de negocios, que surgió a partir de una necesidad familiar, es ahora una herramient­a útil para poner en producción establecim­ientos que ya no son viables para la producción agrícola, pero que no pueden regresar a la ganadería fácilmente por falta de infraestru­ctura. “Estoy por hacer un contrato de arrendamie­nto a cinco años en el que vamos a incorporar la cláusula de las amortizaci­ones para garantizar la realizació­n de las inversione­s necesarias”, indicó.

Por su parte, el sector agrícola del campo familiar se arrienda a 120 kg/ha de carne, mientras que otro sector dedicado a la agricultur­a de un campo de la zona se trabaja a porcentaje (25% del físico para el propietari­o).

“El acuerdo a porcentaje está diseñado en función de los intereses del propietari­o del campo. Al que es ganadero me comprometo a abastecerl­o de los granos que necesita para su corral de terminació­n, de manera tal que en las rotaciones agrícolas se priorizan el maíz y la cebada”, señaló.

Y agregó que, para abastecers­e de maíz en esta campaña, lo cambió por soja con una empresa agropecuar­ia de Saladillo. Cada una tonelada de soja entregada, Nougués recibió dos toneladas dde maíz,í

“Me ahorré los costos de comerciali­zación de la oleaginosa y me abastecí del cereal para alimentar el engorde a corral que hay en uno de los establecim­ientos”, detalló Nougués mientras recorría uno de los campos que trabaja junto a

Clarín Rural.

Además, comentó que los alquiell leres de campos ganaderos extrafamil­iares se hacen con un plazo mínimo de cinco años.

En lo ganadero, vale la pena destacar que en uno de los campos del sistema produce actualment­e casi 380 kilos de carne por hectárea/ año, un número interesant­e.

Tiene una carga del orden de 2,20 EV sobre un área de 740 hectáreas. Este, según el productor, es modelodl a seguiri por ell restot dde las explotacio­nes. La producción promedio del sistema se encuentra actualment­e en 255 kg/ha.

La otra pata fundamenta­l para poder llegar a lo que es hoy fue el manejo ajustado del rodeo y de las pasturas. En primer lugar, informó que la vaquillona a fines de septiembre registra un área pélvica de 140 centímetro­s y si tiene un buen desarrollo genital va a servicio. Las restantes pueden ser entoradas en el siguiente invierno, o bien venderse gordas.

En esta línea, los terneros destetados, luego de pasar unos 30 días por un corral de acostumbra­miento, pasan a pasturas con una suplementa­ción del 1% del peso vivo.

“La prioridad es hacer, en lo posible, un uso intensivo del pasto, que puede ser complement­ado con maíces de pastoreo en caso de ser necesario. Estamos pasando el área de verdeos a pasturas para disminuir el costo de las raciones”, explicó.

En los mejores ambientes, las praderas están integradas con cebadilla y trébol rojo o blanco, complement­adas con algún verdeo de invierno (avena, cebada o raigrás); luego de dos años, se liberan para destinar el sector a la agricultur­a. En los bajos dulces se siembran festucas con Lotus tenuis, mientras que en los bajos alcalinos se implanta agropiro. En esta campaña la falta de agua le está jugando una mala pasada, ya que la pradera sembrada con festuca aún no ha crecido, porque las lluvias escasearon desde febrero, cuando se sembró, hasta la semana pasada, cuando llovieron cerca de 100 mm.

Por último, subrayó que lo habitual es que los novillos se terminen en los corrales con un peso de unos 360 kilos. “Pero el sistema tiene que adaptarse constantem­ente a la creciente variabilid­ad climática”, indicó. El suyo es un claro ejemplo de que, apostando a largo plazo y con un manejo ajustado, se pueden alcanzar buenos resultados.

En 2014 le pedían por un campo 50 kg de carne por ha. En 2013, 700 kg de soja

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|| ?? ¡Digan whisky!. La hacienda, hace pocos días, en uno de los lotes en Saladillo.
|| || || ¡Digan whisky!. La hacienda, hace pocos días, en uno de los lotes en Saladillo.
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Una postal. Nougués, la semana pasada en su campo de Saladillo, en un lote clásico de la zona.
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TTodosd jjuntos.t AArriba,ib losl terneros con sus madres. Luego de ser destetados pasan unos 30 días por un corral de acostumbra­miento y finalmente a pasturas, más suplementa­ción del 1% del peso vivo. En venta. A la izquierda, los animales de descarte...
 ??  ?? Recursos. Nougués en la soja, la semana pasada. En esta campaña la cambió por maíz con una empresa de la zona. Abajo, los rollos de reserva y la embolsador­a. Aquí a la izquierda, un lote de maíz en uno de los establecim­ientos que maneja.
Recursos. Nougués en la soja, la semana pasada. En esta campaña la cambió por maíz con una empresa de la zona. Abajo, los rollos de reserva y la embolsador­a. Aquí a la izquierda, un lote de maíz en uno de los establecim­ientos que maneja.

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