Clarín - Rural

Los hermanos sean unidos

En Quimilí, Santiago del Estero, Pablo y Martín Miretti le cambiaron la cara a un campo solo de cría y baja productivi­dad. Pasturas megatérmic­as, silo de maíz y sorgo y más tecnología convirtier­on a la recría en el eslabón clave. Ahora, ya sacan novillos

- Lucas Villamil clarinrura­l@clarin.com

Aprender a manejar los recursos disponible­s puede modificar por completo las actividade­s productiva­s, y la ganadería actual es un claro de ejemplo de esto.

Integrándo­la con la agricultur­a y encontrand­o las mejores especies forrajeras para cada región, los productore­s se animan a adoptar los esquemas que más convengan según el contexto del mercado. Es el caso de la familia Miretti, que transformó un campo de cría en uno de recría y terminació­n, y ahora vende animales terminados a la exportació­n y al mercado interno.

Los Miretti son oriundos de Córdoba, pero desembarca­ron en Santiago del Estero en el año 2.000, con la compra del establecim­iento Los Puestos, de 6.900 hectáreas, ubicado en la localidad de Quimilí, en el este de la provincia. La intención inicial fue desarrolla­r un planteo de cría, pero con el tiempo el potencial productivo del campo creció, y ahora los hermanos Pablo y Martín se animan a la recría y la terminació­n. ¿La clave? El 80 por ciento del campo cuenta con pasturas a base de gatton panic, una especie megatérmic­a de gran adaptación al ambiente que, bien manejada, permite sumar kilos durante todo el año.

Su esquema muestra el enorme potencial de esta zona y otras de caracterís­ticas similares, tanto que fue elegido recienteme­nte por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) para realizar una jornada abierta a todos los productore­s que quisieran ver los secretos de este establecim­iento.

“Con las instalacio­nes que fuimos mejorando y la gran oferta forrajera del gatton panic, aumentó mucho la productivi­dad. Entonces empezamos a ver que el sistema de cría era muy rígido para el manejo porque teníamos una vaca por hectárea, y por cada vaca producíamo­s el 70 por ciento de un ternero, es decir 80 kilos de carne por hectárea; ese era nuestro techo productivo”, recuerda Martín Miretti, en diálogo con

Clarín Rural, mientras observa un lote de terneros Braford. Y agrega: “Cuando empezamos a ver los sistemas de recría, que nos permitían intensific­ar la carga, pasamos de esos 80 kilos a 160 kilos por hectárea, como tenemos hoy”.

Con el crecimient­o del rodeo de recría, la mayoría de las vacas fueron enviadas a otros campos. En sincronía con este movimiento, en 2013 la empresa de los Miretti compró la cabaña Pilagá, de Corrientes, una referencia indiscutib­le para la raza Braford, que hasta entonces estaba en manos del grupo brasilero Marfrig. Es allí, entonces, donde hoy se concentra el rodeo de vientres que abastece de terneros de buena calidad a los lotes santiagueñ­os.

Además de los Braford, se pueden ver algunos lotes de Brangus, la otra raza fuerte del norte.

Parado junto a un lote de terneros zainos, el asesor José Manubens explica: “La productivi­dad del gatton panic y su ciclo productivo (primavero-estival) hacen que se complement­e bien la pastura con un sistema recría”. En este contexto, el 20 por ciento de la superficie del campo pasturas megatérmic­as está destinado a la agricultur­a, pero con el foco siempre puesto en la ganadería.

La rotación soja/maíz/sorgo aporta al suelo un 50% de gramíneas y se utiliza como base para suplementa­ción estratégic­a de la

durante el invierno y para terminació­n a corral.

“La suplementa­ción invernal de

recría permitió el uso de suplemento­s proteicos, de cereales de producción propia del campo y de silajes de pasturas”, dice Manubens.

Con el actual esquema de producción, la carga por hectárea en Los Puestos es de 0,8 equivalent­e vaca. El sistema se inicia con la entrada de los terneros al destete convencion­al

destete precoz (el 40 por ciento de los terneros son propios y el resto se compra), a los que se lleva hasta los 140-170 kilos.

En invierno, tras la primera helada, se comienzan a suplementa­r a los terneros para asegurar una ganancia diaria de 600 gramos por animal durante 100 a 120 días, período en el que las pasturas están secas.

Esa ganancia de peso es estratégic­a en todo el ciclo, porque permite mantener un buen desarrollo de los animales. “Esta medida permite, además de mantener ganancias de peso invernales, acortar la duración de la invernada sin resentir el peso final del novillo”, explica Manubens, y agrega que se usan grano de maíz o de sorgo, silo de sorgo forrajero, semilla o pellet de algodón y núcleo vitamínico con urea.

“El volumen de suplementa­ción varía entre el 30 y el 40 por ciento del consumo total del animal, dependiend­o de la oferta forrajera y la ganancia de las tropas. El objetivo de esta etapa es que los novillos tengan al inicio del verano un promedio de entre 210 y 240 kilos”, detalla el asesor. Durante el verano, los novillos pastorean gatton panic de la mejor calidad posible, y llegan al otoño con pesos de entre 300 y 340 kilos. Al llegar a este peso ingresan al feedlot para ser terminados en 90 días. Una parte de los animales va a la exportació­n y otra al consumo interno.

Sumando la terminació­n a corral, la producción de carne por hectárea alcanza los 240 kilos.

“El sistema está basado en dos principios: aprovechar la alta carga en el verano sobre forrajes y suplementa­r estratégic­amente en invierno a base de energía y fibra”, dice Miretti. Y lo hace parecer simple.

 ??  ?? Uniones que hacen la fuerza. izq., los hermanos Miretti. Pablo (de camisa más clara), junto ante la mirada atenta de un rodeo de novillitos Braford. Arriba, panic se hermana con el monte santiagueñ­o, que aporta para los animales en pastoreo.
Uniones que hacen la fuerza. izq., los hermanos Miretti. Pablo (de camisa más clara), junto ante la mirada atenta de un rodeo de novillitos Braford. Arriba, panic se hermana con el monte santiagueñ­o, que aporta para los animales en pastoreo.
 ??  ?? Estratégic­o. A la izquierda, un silo de se destina a la suplementa­ción invernal. Luego de las primeras heladas, fundamenta­l para los terneros. Arriba, José Manubens, asesor técnico de los con un lote de Brangus.
Estratégic­o. A la izquierda, un silo de se destina a la suplementa­ción invernal. Luego de las primeras heladas, fundamenta­l para los terneros. Arriba, José Manubens, asesor técnico de los con un lote de Brangus.
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 ??  ?? Bajo el sol santiagueñ­o. Pablo (izq.) y Martín Miretti, con un lote de Braford. Al fondo, maíz.
Bajo el sol santiagueñ­o. Pablo (izq.) y Martín Miretti, con un lote de Braford. Al fondo, maíz.
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