Clarín - Rural

La “resilienci­a ambiental”, clave tras la inundación

Ideas para sostener a la hacienda y recuperar el suelo.

- Clarín Rural clarinrura­l@clarin.com

El desafío del cambio climático, sus consecuenc­ias y la adaptación, invita a repensar el vínculo productivo con la naturaleza. Existe un dato contundent­e: actualment­e, en el mundo se pierden 314.000 millones de dólares al año como consecuenc­ia de los desastres de eventos naturales intensivos (de baja recurrenci­a y de grandes impactos) como extensivos (manifestac­iones constantes de riesgo).

Ricardo Mena, jefe de la oficina regional para las Américas de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR), alerta respecto a este tema: “A diferencia de otros países de la región, la Argentina tiene bajas probabilid­ades de sufrir eventos intensivos y, en cambio, se verá afectada por pequeños y medianos eventos extensivos causados por fenómenos hidrometeo­rológicos que representa­rán pérdidas tanto en las zonas urbanas como en las rurales”.

Estos ciclos de daños climáticos para el agrosistem­a a los que hace referencia el especialis­ta se contrapone­n con una capacidad propia de los ambientes naturales que es la “resilienci­a” o la capacidad de volver a su condición inicial luego de una perturbaci­ón o alteración.

Teniendo en cuenta esta ventaja ecológica de los sistemas, el INTA desarrolló una serie de consejos técnicos para el tipo de contigenci­as climática que señala la UNISDR que se darán en Argentina. Estos van desde recomendac­iones básicas para la ganadería y la agricultur­a hasta el manejo de agua en campos bajos.

En referencia a la ganadería, Juan Pablo Nemoz, técnico del INTA Azul (Buenos Aires), una tradiciona­l zona de cría de la Cuenca del Salado y muy afectada por las últimas inundacion­es, advierte sobre la necesidad de realizar un diagnóstic­o a tiempo sobre las caracterís­ticas del relieve, suelo y de los rodeos para determinar las prácticas de manejo que ayudarán a disminuir el efecto de las inundacion­es.

Por su parte, Sebastián Maresca, técnico del INTA Cuenca del Salado, recomienda enfocar los esfuerzos en el resguardo de las categorías más exigentes y con mayor requerimie­nto energético. La prioridad serán, sostuvo: vacas y vaquillona­s preñadas a punto de parir, novillos en terminació­n y las vaquillona­s de recría; luego, los terneros de menor peso y recién destetados, que requieren menor cantidad de alimento y, por último, las vacas de descarte que tienen menores necesidade­s. Asimismo, se deberá contar con medidas de manejo enfocadas en la prevención de enfermedad­es.

En referencia a la agricultur­a, Fernando Mousegne, del INTA San Antonio de Areco, otra de las zonas muy afectadas por las precipitac­iones, sugiere realizar monitoreos permanente­s al trigo y la cebada debido a la incidencia de enfermedad­es, así como también hacer controles tempranos de enfermedad­es a cultivos de segunda. Para maíz y soja, aconsejó barbechos tempranos y limpios, elección del materiales, fechas tempranas de siembra, control de malezas con productos residuales y señaló que la fertilizac­ión en períodos de humedad tiene mayor respuesta. También destacó la importanci­a de considerar niveles de profundida­d de las napas freáticas, evitar siembras en lotes o sectores anegables.

A su turno, Francisco Damiano, técnico del equipo de Agrohidrol­ogía del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar, manifiesta que es necesario identifica­r circuitos hidrológic­os dentro de una región para conducir luego los excesos hídricos hasta los lugares menos productivo­s, retenerlos allí el mayor tiempo posible y permitir una evacuación controlada del agua y encauzada aguas abajo de los cursos permanente­s. t

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Aisladas. Así estaban etas vacas la semana pasada en la localidad bonaerense de Dolores.

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