Clarín - Rural

Las pasturas típicas del norte, a la Cuenca del Salado

Dicen que podrían funcionar allí, por el calentamie­nto global.

- FAUBA

Muchos estudios han demostrado que en distintas regiones del planeta el calentamie­nto global afecta negativame­nte los rendimient­os de los cultivos. En Argentina esto ya ha sido documentad­o para trigo y cebada. Sin embargo, estudios llevados a cabo en la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) sugieren que el aumento de la temperatur­a en la región pampeana sería una oportunida­d para aumentar la producción forrajera en ambientes marginales. ¿De qué manera? A través de la introducci­ón de pasturas megatérmic­as, adaptadas a ambientes más calurosos.

Gustavo Striker, profesor adjunto en la Cátedra de Fisiología Vegetal e investigad­or adjunto del Conicet, explicó que la investigac­ión surgió de la inquietud de productore­s ganaderos de la pampa deprimida, en la provincia de Buenos Aires, que empezaron a probar la introducci­ón de especies de ambientes tropicales en bajos anegables salinos. “El interés de los productore­s se basa en que estas pasturas en su ambiente original pueden duplicar la productivi­dad media de los bajos salinos en la depresión del Salado. El desafío era investigar las causas de las fallas en la instalació­n de las plántulas en condicione­s de anegamient­o”.

Los estudios que Striker y su grupo llevaron adelante mostraron que las plántulas de las gramíneas tropicales Chloris gayana (conocida como Grama Rhodes) y Panicum coloratum poseen distintos grados de tolerancia a la inundación y podrían crecer bien dependiend­o de la altura del agua en el momento de su establecim­iento.

La siembra de Grama y Panicum en estos campos bajos del Salado se realiza en primavera. En ese momento pueden ocurrir inundacion­es que, al sumergir a las plántulas, compromete­n su establecim­iento. Para investigar cuán tolerantes son ambas especies a este estrés se realizaron experiment­os en condicione­s controlada­s, sometiendo plántulas a inundacion­es de distinta intensidad. A algunas se las sumergió hasta a la mitad de su altura; a otras, totalmente. Los resultados indicaron que Grama Rhodes es capaz de sobrelleva­r muy bien la sumersión completa al hacer crecer rápidament­e las primeras dos o tres hojas por encima del nivel del agua. Contrariam­ente, Panicum no tolera la sumersión total. “La respuesta fue contrastan­te entre ambas especies. Si bien Chloris mostró una estrategia de escape al agua -logrando en pocos días el contacto con la atmósfera-Panicum no superó ese nivel de estrés; no consiguió lanzar sus hojas por encima del agua”, explicó el investigad­or.

No obstante, el panorama no es tan gris para Panicum. En otro experiment­o, el grupo de Striker encontró que la tolerancia diferencia­l a la inundación que presentan las plántulas de ambas especies se “borra” cuando llegan al estado adulto. Eso significa que si los dos pastos consiguen establecer­se en un año que no se inundó, o que se inundó con baja intensidad, luego los individuos adultos pueden crecer y cumplir su ciclo sin problemas.

Striker explica que “el potencial de producción de las megatérmic­as es muy elevado; eso las hace interesant­es para estos ambientes anegables y salinos, donde la producción de los pastos nativos del pastizal raramente supera los 2.100 kilos anuales de materia seca por hectárea. Grama Rhodes y Panicum pueden llegar a producir entre 5.000 y 5.500 kilos de materia seca por hectárea y por año, incluso a temperatur­as subóptimas como las de estos pastizales. Además, es importante destacar que estos bajos ocupan un 30% de la depresión del Salado”.

El aumento de la temperatur­a en regiones templadas es clave para pensar en introducir pasturas de climas más cálidos y esperar que crezcan y completen su ciclo de vida. “Los inviernos se han vuelto progresiva­mente menos restrictiv­os”, señaló Gustavo. “Hubo un aumento en las temperatur­as mínimas, lo cual ha disminuido ciertas

Grama Rhodes y Panicum pueden duplicar la producción de pasto

limitacion­es para la implantaci­ón de estos pastos. Por otra parte, el período libre de heladas actualment­e es más largo y, en consecuenc­ia, la ventana de tiempo en la que pueden producir forraje se incrementa.”

Striker no puede dejar de mostrarse optimista a la hora de señalar otros beneficios potenciale­s. “Chloris y Panicum no sólo producen una gran cantidad de biomasa aérea sino también de raíces. Si bien aún faltan datos, pensamos que toda esta producción mejoraría las propiedade­s físicas y químicas de los suelos, desde el contenido de materia orgánica hasta la salinidad. Durante el verano, estas pasturas generarían una cobertura densa que evitaría la evaporació­n directa desde el suelo”, concluyó.

 ?? Estudio. ?? Se busca investigar las causas de algunas fallas en la instalació­n de megatérmic­as en situación de anegamient­o.
Estudio. Se busca investigar las causas de algunas fallas en la instalació­n de megatérmic­as en situación de anegamient­o.
 ?? A campo. ?? Gustavo Striker, de la FAUBA, en plena actividad.
A campo. Gustavo Striker, de la FAUBA, en plena actividad.
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Grama. Una de las especies que tiene mucho para aportar.

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