Cuando los precios tienen doble faz
Los que se pagan en la góndola son 7,5 veces mayores, en promedio, a los que reciben los productores, según un informe de CAME. El detalle, para leer.
La diferencia entre lo que paga un consumidor por los productos de origen agropecuario y lo que recibe el productor en el campo es de 7,51 veces en el mes de septiembre. Este dato surge de un informe del Índice de Pre- cios en Origen y Destino (IPOD) que elabora el Departamento de Economías Regionales de CAME, para una canasta de 20 alimentos de origen agropecuario.
Los productos más afectados por las distorsiones de precios en la cadena fueron la acelga, que alcanzó una brecha de 20,86 veces, seguida por la manzana roja (15,44 veces), el arroz (14,41 veces), limón (12,57 veces), pera (12,12 veces) y naranja (10,72 veces).
Si bien frente a agosto el IPOD se redujo levemente (de 8,01 a 7,51), la variación correspondió exclusivamente a un cambio metodológico en la canasta de productos que integran el índice. En septiembre, se reemplazó la uva de mesa (que había alcanzado una brecha de 49 veces) por la frutilla. La modificación se realizó por las dificultades que se vienen presentando para conseguir precios de la uva. En cambio la brecha subió en la mayor parte de los productos medidos.
Efectivamente, de los 20 alimentos agropecuarios que integran la canasta del IPOD, en 16 la brecha aumentó en septiembre, en 3 se redujo, y en uno no corresponde la comparación porque se modificó el producto.
“El principal incremento ocurrió en la acelga, en el que la brecha se incrementó en 14,11 veces, convirtiéndose en el producto con mayor distorsión de su precio en el mes”, indicó el informe,
Con estos números, el trabajo destaca los productores sólo reciben una porción que es casi insignificante en relación al precio al cual se venden los productos que elaboran.
La razón, según Came, para semejantes diferencias, es que en el camino hacia la góndola se combinan diferentes problemáticas, como los costos excesivos de manipulación e intermediación de productos y los oligopolios en la oferta en el eslabón comercial, que obtiene abultados márgenes.
Indicó también que hay mercados regionales poco desarrollados y fallas estructurales en el sistema de producción, como los elevados costos de logística y fletes que enfrentan los productores extra-pampeanos; presión fiscal desmedida con superposición de tasas a nivel municipal, provincial y nacional, y problemas macroeconómicos como un tipo de cambio poco competitivo, que se suma a la devaluación de las monedas de los principales socios comerciales del país, entre otros factores.