Clarín - Rural

“A mediano plazo, Argentina tiene todo para crecer como país lechero”

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¿Cuál es el estado de situación de la lechería argentina? Atraviesa una coyuntura muy complicada. La foto de este año es que el precio internacio­nal de la leche en polvo se derrumbó a su valor más bajo de los últimos 16 años y eso impactó, significat­ivamente, sobre el sector a nivel local. Pero en el momento de los mayores precios internacio­nales los productore­s argentinos pudieron capturar esos altos precios, por políticas internas. A esto se suma que no hay una política lechera clara y que sigue habiendo poca transparen­cia en la construcci­ón de los precios, que en este momento encima están en baja cuando los costos productivo­s van en aumento. Hoy la producción de leche en la Argentina está estancada. ¿Cuál es su techo productivo? Hasta el 2011, todo el aumento de la producción lechera fue gracias al aumento de la productivi­dad individual. Debido a esto llegamos a los promedios diarios actuales de 20 litros por vaca por día. Pero este salto productivo lo hicimos sin incrementa­r el número de cabezas del rodeo. Hoy, dar un nuevo salto productivo es más difícil y más caro. Habría que lograr hacerlo incrementa­do el número de cabezas del rodeo. Sin embargo, para esto es clave tener un negocio previsible. ¿En qué estado financiero se encuentran los tamberos? La situación es crítica para la mayoría de los casos. Sin embargo, hay una enorme dispersión, según cada zona. El estado crítico se da, en la mayor medida, por dos causas: el precio de la leche no cubre los costos de producción y en los casos más límites están todos aquellos con deuda acumulada del pasado. ¿Qué consejo le daría a estos productore­s que atraviesan una mala situación financiera? La recomendac­ión sería que bajo esta situación hay que hacer bien los márgenes y tener en claro el presupuest­o financiero. Es decir, el proyectado de gastos e ingresos para todo el año. Desde lo técnico, mi mejor consejo es aprovechar el año climático favorable que se viene en la mayoría de las regiones para impulsar, así, la producción de forraje barato en pastoreo directo. Esto, además, se condice con la posibilida­d de aprovechar la buena relación que existe hoy entre el precio de la leche y el grano de maíz. Más allá de la coyuntura, ¿cómo ve la situación a mediano y largo plazo? Diría que tenemos todo para crecer como país lechero y como exportador­es de leche, porque reunimos importante­s fortalezas. Por ejemplo, la alta calidad genética, el capital forrajero subutiliza­do que se da, en muchos casos, porque imitamos modelos de producción sin buscar el nuestro propio; también disponemos de agua de calidad; hay cultura lechera y los establecim­ientos que son de una escala media a alta son manejados por los productore­s como empresas que rápidament­e adoptan tecnología. Entonces, ¿cuáles serían los principale­s desafíos para la producción lechera argentina? Los separaría en dos grandes planos. Por un lado, hay que mejorar la integració­n de los actores dentro de la cadena lechera y también es decisivo lograr una mayor transparen­cia en la formación de los precios. Desde lo técnico, los principale­s desafíos son el crecimient­o del rodeo, invertir en infraestru­ctura y, por sobre todo, seguir apostando por los equipos de trabajo de los tambos. Esta es una de las mayores debilidade­s que tiene la producción de leche en Argentina, y de las que más surgen dentro de las encuestas que se llevan a cabo dentro del sector.

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