El mapa del riego
En la Argentina, el crecimiento del área regada, según el estudio de la FAO y UCAR, se puede llevar adelante a través de tres ejes. En primer lugar, hay un potencial ahorro de agua que se puede lograr mejorando y tecnificando los sistemas de riego actuales. Esto implica conseguir mayor eficiencia en los sistemas de riego superficial y presurizado. Así, se podrían sumar más de 500.000 hectáreas a la superficie bajo riego actual. Este crecimiento se localizaría principalmente en Salta, Buenos Aires, Jujuy y Santiago del Estero. En segundo lugar, se identificaron 27 cuencas hídricas con potencial de desarrollo de riego integral. Las principales están en Río Negro, Neuquén, Chubut y también en las cuencas de los ríos Colorado, Salado y Bermejo, entre otras regiones. Las nuevas áreas con potencial de riego viable alcanzan las 915.000 hectáreas y el costo para su puesta bajo riego, incluyendo obras de regulación (embalses), cuando sean necesarias, se estima en 7.300 millones de dólares. El tercer eje de desarrollo es el riego complementario. Se estima un potencial de unas 4,73 millones de hectáreas, a partir de fuentes superficiales (como los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay, y principales afluentes), y de acuíferos subterráneos, con una inversión estimada en 16.500 millones de dólares (3.500 dólares por hectárea). Las provincias en las que se puede desarrollar el riego complementario son principalmente las del Litoral, como Formosa, Chaco, Formosa, Corrientes y Entre Ríos. En la actualidad, el 24% de la superficie regada en el país son cultivos frutales (por ejemplo vid y olivos); un 13% arroz, sobre todo en Corrientes y Entre Ríos; un 25% maíz, soja y trigo; un 10% hortalizas y un 11% tabaco, caña y algodón.