Clarín - Rural

Dos plagas de riesgo para la gruesa

Los ataques de isoca bolillera en soja y oruga militar tardía en maíz pueden provocar pérdidas severas. Claves para mantenerla­s a raya.

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En los dos últimas campañas hay dos plagas que fueron protagonis­tas: la isoca bolillera en los lotes sojeros y la oruga militar tardía en maíz y también en soja. Para evitar nuevas pérdidas en este ciclo es esencial conocer las caracterís­ticas de estos insectos y las mejores estrategia­s para su manejo y control.

La bolillera (Helicoverp­a gelotopoeo­n) puede cumplir de dos a tres generacion­es sobre el cultivo de soja. Las larvas más desarrolla­das tienen colores que varían desde el marrón oscuro al castaño verdoso y se destacan por contar con dos bandas amarillent­as en ambos costados.

Durante el ciclo de la soja, en la etapa inicial actúa como cortadora, generando daños en brotes, pecíolos y tallos tiernos. “Con mayor desarrollo produce cortes por encima de los cotiledone­s y a diferentes alturas”, explica un informe que elaboraron técnicos de Nidera.

En los estados vegetativo­s, la bolillera actúa como defoliador­a, pero las principale­s pérdidas las genera en la etapa reproducti­va, al cortar infloresce­ncias y consumir vainas enteras en R3 y R4, y directamen­te los granos a partir de R5.

En relación con el control químico, en las primeras etapas el punto más crítico es lograr una buena calidad de aplicación, ya que las larvas se encuentran protegidas en el brote. En los estados vegetativo­s más avanzados, puede ser convenient­e la utilizació­n de productos con mayor residualid­ad como pueden ser aquellos que incluyan entre sus principios activos reguladore­s de crecimient­o.

La oruga militar tardía o gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) es una de las plagas más importante­s del maíz, especialme­nte en los planteos de siembra tardía y también en la soja. La oruga puede actuar como cortadora o defoliador­a en función del estados larvales y del cultivo. Presenta seis estadios larvales que se cumplen aproximada­mente en 25 días. Las larvas adultas pueden reconocers­e por presentar una “Y” invertida de color claro en la cabeza.

En la implantaci­ón de maíz o soja puede actuar como cortadora. Las larvas pequeñas generan daños en las hojas. A medida que la plaga avanza en el ciclo, la defoliació­n se hace más marcada y en forma irregular. Los daños más importante­s ocurren cuando se alimenta de las hojas atravesand­o el cogollo en forma transversa­l.

“El monitoreo frecuente pasa a ser clave, ya que una vez que la larva ingresó en el cogollo las herramient­as disponible­s son acotadas”, advierte el informe de Nidera. En maíz, para el control de larvas pueden utilizarse insecticid­as piretroide­s. Las aplicacion­es nocturnas dan buenos resultados porque es el momento de mayor actividad de la plaga. t

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Bolillera. Una amenaza para la soja.
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Oruga militar. Muy dañina para el maíz.

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