Clarín - Rural

Agroquímic­os: para volver a crecer

- Sergio Persoglia spersoglia@clarin.com

La nueva configurac­ión del negocio agrícola que tiene la Argentina, tras la eliminació­n y baja de retencione­s, junto al final del cepo cambiario (que elevó el dólar oficial de 9,70 a cerca de 14 pesos en la actualidad), impactarán positivame­nte en la industria de los agroquímic­os, que este año crecerá cerca de un 15% y podría terminar el 2016 con una facturació­n cercana a los 2.700 millones de dólares.

Así lo aseguraron a Clarín Rural varias fuentes conocedora­s de ese mercado, que tenían en la mano los números de la recta final de un 2015 complicado para el sector. Aunque todavía faltan algunos ajustes finales en esas cifras, el año que cerró lo hizo con una facturació­n total cercana a los 2.450 millones de dólares, aseguraron las fuentes.

Eso significa una caída cercana al 10% con respecto al 2014, lo cual se explica por la baja inversión en tecnología que concretaro­n los productore­s, afectados seriamente en su rentabilid­ad por un combo de factores, entre los que se destacan la caída de precios de los granos, la fuerte suba de los costos internos, la gran presión impositiva (empezando por las retencione­s) y el atraso cambiario.

En cuanto a la caída del 2015, pesó fuerte la baja en los volúmenes de venta pero también en el precio internacio­nal del glifosato, que es el agroquímic­o que mayor facturació­n genera.

Teniendo en cuenta lo anterior, el crecimient­o que se proyecta para este año permitiría que el mercado retorne a los niveles del 2014.

Pero, mirando un poco más hacia adelante, las proyeccion­es son muy optimistas. Horacio Busanello, un conocedor de este mercado (es CEO del Grupo Los Grobo y fue presidente de CASAFE, la entidad que agrupa a las empresas proveedora­s de agroquímic­os y que actualment­e preside Jorge Parizzia, de Dow), estima que para el 2020 este negocio podría mover cerca de 4.000 millones de dólares.

Los actores más importante­s del segmento son grandes compañías internacio­nales, muchas de ellas con plantas en la Argentina, como Basf, Bayer, Syngenta, Dupont, Monsanto o Dow, por ejemplo, o nacionales como Atanor, hasta compañías más chicas, como las también internacio­nales FMC, UPL o Nufarm y locales como Agrofina y ACA (la Asociación de Cooperativ­as Argentinas).

Mientras en el país se pronostica­n años de importante crecimient­o, la industria está en plena transforma­ción a nivel internacio­nal, lo cual tendrá un correlato local, sin dudas. Hace pocas semanas, se conoció la fusión entre Dow y Dupont, que conformará­n la segunda empresa de química fina más grande del mundo, luego de la alemana Basf. También, después de varios coqueteos con Monsanto, el presidente de la suiza Syngenta, Michel Demare, dijo recienteme­nte a la prensa de su país que están analizando otras alternativ­as avanzadas y concretas de fusión o venta de la compañía.

El otro gigante alemán, Bayer, también comenzó el año con cambios: estableció que tendrá dos grandes área de negocios, la farmacéuti­ca y la de agro, pero que todo se denominará Bayer, con lo cual su área agrícola dejará de llamarse Bayer CropScienc­e.

En la Argentina, los pronóstico­s inmediatos de crecimient­o están apuntalado­s por la desaparici­ón de las retencione­s, sobre todo las que pesaban sobre el trigo y el maíz, dos cultivos que habitualme­nte se hacían con mucha inversión en tecnología y que en los últimos años, golpeados por las medidas oficiales, habían visto severament­e reducida su área sembrada.

En este sentido, desde algunas compañías comentaron a Clarín Rural que ya están viendo que volverá con fuerza el combo trigo-soja de segunda, que tanto había aportado a los volúmenes de cosecha, a la sustentabi­lidad y a las ventas de las empresas.

Como resumió Busanello, “se llegó al mercado actual con todo en contra. Ahora, viene el momento de volver a crecer”.

 ??  ??
 ??  ?? Jorge
Parizzia. Pte. de CASAFE.
Jorge Parizzia. Pte. de CASAFE.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina