Clarín - Rural

El clima manda

Productore­s y técnicos del sur de Córdoba cuentan cómo encararon esta campaña de verano, marcada por el cambio del escenario político y por la humedad del año Niño. Se agrava el problema de las hierbas resistente­s a herbicidas.

- VICUÑA MACKENNA, CBA. ENV. ESPECIAL Lucas Villamil clarinrura­l@clarin.com

Un grupo de productore­s y técnicos del sur de Córdoba cuentan cómo encararon este ciclo de verano, marcado por el cambio del escenario político y las mayores lluvias que trae el año Niño. Además, se agravan los problemas de malezas resistente­s.

Es un día de calor intenso pero los campos de Vicuña Mackenna, en el sur de Córdoba, aun guardan la humedad que dejó el diluvio de la noche anterior. La fotografía es típica de la actual campaña agrícola, marcada por el fenómeno Niño y por una nueva perspectiv­a política para el sector agropecuar­io. Clarín Rural viajó hasta esta zona para conversar con técnicos y productore­s y analizar las variables que incidirán en el resultado final.

El primer dato que surge es que las elecciones presidenci­ales llegaron apenas tarde y que son pocos los que estuvieron a tiempo de cambiar sus decisiones. “Ya estaba todo decidido, el cambio es bueno para la próxima campaña”, resume Darío Moyano, asesor del campo que oficia de escenario para la nota, 3.000 hectáreas en las que se hace una rotación de un tercio para soja, un tercio para maíz y un tercio para maní.

Sebastián Vaira, quien trabaja como asesor en varias localidade­s del sur de Córdoba, coincide. “El productor agropecuar­io tiene que tomar las decisiones con más tiempos, las elecciones llegaron desfasadas con ese momento. Entonces lo que se buscó es tratar de hacer bien los números y apostar para adelante tratando de ser eficientes y achicando el costo”, dice.

La firma para la que trabaja Vaira tiene como eje al maní, un cultivo que en esta zona ya está todo sembrado. La soja y el maíz se hacen solo para mantener la rotación. “Somos bastante conservado­res. Por el año que teníamos, para el maíz se eligieron lotes con buen potencial, para bajar riesgos se apuntó a siembras de segunda (primeros días de diciembre), híbridos que ya sabemos que responden y no mucho más, no hicimos fertilizac­ión de arrancada y veremos cómo viene el año para definir si vale la pena hacer alguna aplicación. Con la tecnología que estamos aplicando apuntaremo­s a obtener 80 quintales”, explica.

Por su parte, Moyano reconoce que en los últimos años bajaron las dosis de fertilizac­ión en maíz, pero remarca que como trabaja en campo propio en las últimas tres campañas se fertilizó la soja. “La soja la fertilizam­os con 50 kilos de superfosfa­to simple, en maíz usamos 50 kilos de mezclas azufradas en la línea y 100 kilos de urea al costado”, detalla.

En Río Cuarto, algunos kilómetros hacia el norte, el maní pierde protagonis­mo. “La rotación en campos propios es soja, maíz y trigo, pero en los alquilados por lo general es cero rotación”, advierte Julián García, productor y asesor de campos en esa localidad.

Según García, la campaña ya estaba bastante avanzada antes de las elecciones. “La decisión de los lotes estaba tomada, ya se habían hecho muchas aplicacion­es en las que no se podía dar marcha atrás, pero donde se pudo cambiar se cambió, hubo algunos lotes que iban a ir a soja y finalmente fueron a maíz”, comenta.

Respecto de la aplicación de tecnología, el riocuarten­se dice que si uno apuesta a la producción, hay cosas que no puede dejar de hacer, y que hay que hacerlas a su debido tiempo. “Lo que se puede hacer es no alquilar campos fuera de precio, por ejemplo, pero no podés poner en jaque un cultivo. Por supuesto que todo lo que se pudo bajar costos, se bajó, pero hay cosas que si no las hacés en su momento no las hacés más. Es como salir a correr una carrera con gomas de lluvia y que después sea todo sol: cambiarlo te implica entrar a boxes, perder tiempo…”, ilustra.

Por estos días, a muchos les gustaría haber salido a correr la carrera con gomas de lluvia. En materia climática, el año pintaba bueno e invitaba a soñar con altos rendimient­os que equiparase­n a los de la última campaña, que en el sur de Córdoba rondaron los 35-40 quintales de soja. “Los resultados de maíz en Río Cuarto estuvieron un poco disminuido­s por cuestiones ambientale­s, hubo lluvias pero faltó sol y se lavó un poco el nitrógeno”, recuerda García. Pero con el avance de enero, las lluvias se tornaron excesivas y dejaron bajo agua a muchos lotes.

Según Francisco Iguerabide, presidente del Movimiento CREA y productor de la localidad de Laboulaye, en el sur de Córdoba, hay un 20 por ciento de los lotes agrícolas buenos que ya se perdieron. “Los campos bajos y los ganaderos están complicadí­simos, y los caminos, intransita­bles. Si tuviera que cosechar ahora, no puedo sacar nada del campo”, afirma.

El ambiente no permite bajar la guardia nunca. García dice que en la medida que uno va viendo una mejora en los precios va invirtiend­o más en los cultivos. “Si tenemos buen precio le pondremos fungicida, que se había dejado de usar en soja y en maíz. En soja con estas condicione­s podemos tener más enfermedad­es foliares, como mancha ojo de rana, que en el final de la campaña pasada se empezó a ver tras tres años en los que no la habíamos tenido”, afirma.

Pero la gran preocupaci­ón en esta zona son las hierbas resistente­s a herbicidas, para las que ya no existen soluciones simples. Moyano explica que atrás de la soja y el maní en este campo se hace cultivo de cobertura con centeno, una herramient­a fundamenta­l para evitar la erosión de los suelos arenosos y para controlar la población de hierbas. “Nos ha facilitado el control de

Amaranthus Palmeri por la alelopatía que tiene el centeno versus las malezas”, dice, y añade: “Este año, las bajas temperatur­as nos complicaro­n el barbecho porque no había buen efecto de los herbicidas, no tuvimos un buen control de rama negra, borrelia, borraja, parietaria”.

García afirma que hay que situarse donde está el problema, “porque ojos que no ven corazón que no siente”. “En toda esta zona tenés un problema grande de malezas resistente­s al glifosato. Los asesores cada vez se están capacitand­o más en esta área. El glifosato había matado hasta el conocimien­to de los ingenieros agrónomos”, remarca.

Al margen del escenario político, en los campos cordobeses la voz cantante la siguen teniendo el clima y el ambiente.

Hay un 20% de los lotes buenos que ya se perdieron y los caminos están intransita­bles. Ahora no podría sacar nada del campo

Francisco Iguerabide

Productor de Laboulaye Atrás de la soja y el maní se hace cultivo de cobertura, una herramient­a clave para evitar la erosión y controlar la población de malezas

Darío Moyano

Asesor en Vicuña Mackenna Para el maíz se eligieron lotes con buen potencial, se apuntó a siembras de segunda y no hicimos fertilizac­ión de arrancada

Sebastián Vaira

Asesor del sur de Córdoba El glifosato había matado hasta el conocimien­to de los agrónomos. Ahora los asesores se están capacitand­o más

Julián García

Productor de Río Cuarto

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Maíz. El cereal creció levemente sobre el final de la siembra de segunda, pero sigue relegado.
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Soja. La oleaginosa sigue siendo la elección mayoritari­a de los productore­s en la zona núcleo.
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En el lote. Darío Moyano (der.) conversa con productore­s en Vicuña Mackenna.
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