>>>Historias productivas
ciones de la empresa familiar junto a su primo Erik, cuando su padre, el año pasado, decidió retirarse de la actividad.
Erik se incorporó al grupo hace dos años y realiza el trabajo de logística, el mismo que hacía Elio en los tiempos que comenzaba a trabajar junto a su padre.
“Ya había trabajado con el padre de Elio... es algo muy especial trabajar de esto”, comentó Erik a Clarín Rural, luego de una tarde de esta semana en la que las lluvias impedieron realizar las labores.
Durante esos años en que Elio trabajó junto a su padre, su referente, se pudo comprar un avión Air tractor 402B de origen norteamericano, que es el que utiliza para realizar los labores de pulverización.
“Por campaña, que va desde julio a junio del otro año, trabajamos 30.000 hectáreas en el centro norte de Buenos Aires, teniendo la base operativa en Salto. El radio de trabajo es de 100 kilómetros a la redonda. Y hace 10 años que trabajamos para una firma ubicada entre Azul y Benito Juárez”.
Pero aclaró que esta campaña, la 2015/16, no es lo que hubieran deseado. En 2015 no alcanzaron a trabajar 15.000 hectáreas y este año apenas hicieron 5.000 hectáreas.
Dos razones explican este contexto, según Elio: las malas políticas agrarias del gobierno de Cristina Kirchner y que el clima no acompañó a los cultivos de verano durante su desarrollo en esa zona bonaerense, que sufrió dos meses, diciembre y enero, sin lluvias, lo cual generó que los productores redujeran el uso de tecnología.
“Al ser los primeros eslabones de servicio para los productores, somos los más afectados. Los costos fijos de la actividad aeronaútica son extremadamente altos, por el mantenimiento de la nave y el seguro, que se cotizan en dólares”, se lamentó el joven, quien es un ejemplo claro de que cuando la situación del productor no es la mejor se resiente toda la cadena agropecuaria y, en consecuencia, las ciudades del interior.
Sin embargo, a pesar de esta coyuntura adversa, continúa teniendo como eje cuidar tanto su propio bienestar durante la operación de carga como de terceros, además del medio ambiente.
“Las aplicaciones son a la mañana temprano o al atardecer, porque la temperatura es más baja y la humedad relativa está por encima del 60%”, indicó. Y agregó que nunca se debe aplicar con vientos mayores a 20 kilómetros por hora.
“Las buenas prácticas ambientales (BPA) consisten en garantizar que en todo momento del proceso, no existan niveles de riesgo inaceptables para la salud humana y el medio ambiente”, precisa.
Cumplir con las buenas prácticas ambientales, para Elio, implica invertir continuamente en mejoras de infraestructura, materiales descartables de uso diario y capacitación.
“Lo consideramos inversión y no gasto, porque los insumos son, en su mayoría, para proteger nuestra salud en caso de posibles accidentes”.
En este sentido, aclaró que los cambios que a menudo surgen en la legislación vigente son los que lo obligan a realizar esas mejoras. “La capacitación es fundamental para mantenernos actualizados y desarrollar nuestra labor a conciencia”, resaltó.
“A esta actividad, si no la sentís, no hay que hacerla. Es una de las profesiones más riesgosas del mundo”, considera. Sin embargo, Elio va más allá. Mamó su profesión desde chico y ahora, con solo 31 años, comanda su empresa junto a su primo, en un claro ejemplo de que los emprendedores y los apasionados son moneda corriente en el campo argentino.