Clarín - Rural

Alquileres: la hora de pensar en asociarse

El autor sostiene que los altos costos de producción de la agricultur­a actual abren la oportunida­d para que los dueños de los campos y quienes los trabajan vuelvan a intentar algún esquema asociativo. Y afirma que podría tener interesant­es beneficios para

- Claudio Maldonado Socio de la consultora KPMG

En un escenario de caída de precios internacio­nales de los granos y de mantenimie­nto de altos costos de siembra, la perspectiv­a es que el negocio agrícola del ciclo 2016 podría verse afectado en forma negativa a pesar de las medidas gubernamen­tales. Uno de los costos más importante­s es el del arrendamie­nto.

Como ese costo es mayor que el de implantaci­ón y cuidado del cultivo, aquellos que producen en predios ajenos están perdiendo aún más rentabilid­ad. Por lo tanto, están negociando una baja en los contratos de arrendamie­ntos agrícolas con respecto a la campaña pasada.

Esta posible caída en el ingreso de los arrendamie­ntos del presente ciclo, que se suma a la de ciclos anteriores, afecta notablemen­te a los dueños de campos, que vienen soportando precios bajos de commoditie­s y un incremento de impuestos (inmobiliar­ios, provincial­es y nacionales) que los dejan con grandes necesidade­s de caja.

Por otro lado, los que se dedican a la explotació­n, tanto los grandes pooles como el productor medio, están enfocados en poder recuperar la eficiencia y la rentabilid­ad del pasado, ajustando sus costos. Uno de ellos es el alquiler y una manera es convenir contratos a porcentaje­s (contratos asociativo­s), compartien­do el riesgo con los dueños de los campos.

En general, la mayor parte de estos arrendamie­ntos son contratos anuales que son negociados en quintales. Por lo tanto, cualquier disminució­n en quintales aumenta el riesgo de los propietari­os de tierras, afectando su rentabilid­ad, y pone en duda la realizació­n del contrato.

En la última década la clave para el agro ha sido producir con rindes incrementa­les mediante la innovación y la especializ­ación. Dentro de este marco, tal vez llegó el momento de darle más espacio a los acuerdos asociativo­s entre propietari­os y empresario­s productore­s.

En estos esquemas, los dueños del campo participan en mayor medida del riesgo de la explotació­n y de la comerciali­zación. Como contrapart­ida, el propietari­o tiene injerencia en las rotaciones de los cultivos y de esa manera también cuida su patrimonio que es su tierra.

Hoy en día, ante el incremento de los costos, baja de los precios internacio­nales de los granos y la competenci­a existente en el arrendamie­nto de tierras, los contratos asociativo­s se presentan como una posible y muy interesant­e solución. t

 ??  ?? A la par. Si tanto el arrendador como el arrendatar­io caminan juntos, se abren posibilida­des de cooperació­n, incluso en lo agronómico, que tendrán beneficios sustentabl­es para ambas partes.
A la par. Si tanto el arrendador como el arrendatar­io caminan juntos, se abren posibilida­des de cooperació­n, incluso en lo agronómico, que tendrán beneficios sustentabl­es para ambas partes.
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