Clarín - Rural

Con la soja, una de cal y una de arena

- Sergio Persoglia spersoglia@clarin.com

Aunque las lluvias ininterrum­pidas de abril son cosa del pasado, la cadena agrícola argentina sigue mirando en detalle el saldo que dejó ese temporal pocas veces registrado en los últimos años. El resultado, a esta altura del partido, incluye una de cal y una de arena.

Por un lado, van quedando cada día más en claro las dimensione­s de las pérdidas. Pero, por otro, eso mismo (y otros factores globales) impactaron fuerte en el valor de la oleaginosa, que tocó esta semana niveles que hacía tiempo que no se veían.

Está claro que la provincia que más hectáreas de soja afectadas tiene es la de Santa Fe, en el corazón de la zona núcleo argentina. Allí, según un último relevamien­to de la Bolsa de Comercio de Rosario, se perderá el 5% del área sembrada.

Pero las pérdidas no se componen solo de las áreas que no serán trilladas. La Bolsa rosarina explica que “la presión por salvar al cultivo obliga a entrar a los lotes como sea. Se alargan los trayectos, se alivianan las cargas y se cosecha el grano con humedad elevada. Todavía hay cuadros a los que es imposible llegar con las máquinas”.

Y agrega datos que muestran que las consecuenc­ias del temporal no solo le pegarán a los resultados de la soja, sino también a los de los cultivos de invierno que ya están llegando. “Los suelos están sufriendo el amasado, por su tránsito, lo que implicará incurrir en gastos de nivelación para la fina”, adelantó.

Los problemas son muchos, y la cadena agrícola, a la espera de que los productore­s vendan, cobren y paguen, está atenta a todos. Pero esta coyuntura, junto a problemas que también hay en Brasil para cosechar, impactaron fuerte en los precios, que treparon fuerte y ayudarán a compensar la caída en la productivi­dad.

El martes pasado, 10 de mayo, la soja tocó su mayor valor en Chicago en un año y medio, cuando el contrato Julio 16, que se toma como referencia, cerró a 400,87 dólares por tonelada. Es que ese día el USDA (el Departamen­to de Agricultur­a de EE.UU.) sacó su influyente informe mensual, en el que se hizo eco de los problemas productivo­s en Sudamérica y, al mismo tiempo, habló de un crecimient­o en la demanda mundial, que ahora deberá ser enfrentada con stocks decrecient­es.

De todas formas, no son días calmos tampoco para los precios, porque apenas un par de días después el servicio meteorológ­ico de EE.UU. emitió un informe en el que sostuvo que se viene un fenómeno de La Niña para la próxima campaña en ese país, que ahora está en plena siembra. El dato de que faltará agua hubiera elevado más los precios si no fuera porque el pronóstico indicó que el fenómeno se producirá de manera tardía, cerca del fin de la campaña, cuando los rendimient­os ya estarán hechos y no tendría tanto impacto. Por eso, ante la tranquilid­ad que llevó esto, la soja bajó casi 10 dólares al cierre de ayer, viernes, cuando se ubicó en poco más de 390 dólares por tonelada.

En la Argentina, la falta de mercadería es notoria. Las fábricas pelean por la soja que no puede salir de los campos. Así, se ven precios que orillan los $ 4.000 por tonelada para quien pueda efectivame­nte llegar con los camiones hasta los lugares de entrega.

Los camiones, justamente, siguen marcando muy claramente los enormes problemas de esta cosecha. Entre el 13 de abril y el jueves pasado, 12 de mayo (30 días), ingresaron a los puertos argentinos 92.781 camiones con soja, mientras que en el mismo período del año anterior lo habían hecho 140.384. Una caída de poco menos de 50.000 camiones. Clarito.

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¡Fuera!. En San Guillermo, cerca de Rafaela, esta semana sacaban el agua de la soja como podían.
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