La calidad manda
La familia Llorente, en Adelia María, en el sur de Códoba, posee un tambo con 1.100 vacas en ordeñe. Estas cabezas están en dos tambos, las cuales producen 30 litros de leche promedio por vaca y por día, lo que constituye un número interesante que busca elevar su potencial y alcanzar los 32 litros. Es un sistema semi-intensivo basado en 6 a 8 kilos de balanceado de maíz, expeller de soja y afrechillo dentro del tambo y, afuera, pasto, silo de maíz, heno (megafardos molidos) y algo de pellet de soja, dependiendo del volumen de alfalfa. Para Gabriel Llorente, médico veterinario y responsable de la gerencia del tambo, “la categorización de los rodeos para la administración nutricional fue clave para ser más eficiente en el uso de los insumos que consume cada vaca”. En más de veinte años pasaron de un tambo pastoril de 22 litros por vaca a 26 litros cuando una sequía los obligó a darle participación al silo y la crisis se transformó en oportunidad. Después se ajustó el manejo de forrajeras, se acotó el verdeo y se acortaron las distancias de pastoreo y se sumaron un par de litros más. Además, apostaron a mejorar la reposición desde la guachera y hoy logran terneras con 370-380 kilos en menos de doce meses aptas para inseminación. Las últimos ajustes para lacanzar los 30 litros por vaca fueron hacer tres ordeñes y empezar a mejorar el confort animal con media sombras, agua y comederos en lugares confortables, ventiladores y aspersores en los corrales de espera. Para Gabriel Llorente, el desafío por delante es mejorar la calidad de la leche: “Hoy estamos en 300-400 células somáticas y buscamos llevarla a 200”, sostiene.