Clarín - Rural

El consumidor toma el poder

La mirada de los consumidor­es, cada vez más feroz, será un gran desafío para el agro en los próximos años, advirtiero­n los expertos reunidos en un importante congreso de agronegoci­os en EE.UU., del que participó Clarín Rural. El rol de las redes sociales.

- LEXINGTON, KENTUCKY. ENVIADO ESPECIAL Sergio Persoglia spersoglia@clarin.com

Los negocios del campo van mucho más allá de lo que sucede en los lotes con los granos o en los corrales con la hacienda. Quien solo esté mirando las cuestiones técnicas se puede estar perdiendo una parte importante de la película: la que sucede afuera, con los consumidor­es, que en todo el mundo dejan de ser sujetos pasivos que compran lo que se les ofrece y tienen cada vez más exigencias, que hasta determinan las formas de producción.

Consumidor­es preocupado­s, primero, por qué es lo que están comiendo, cómo fue producido, con qué materias primas, en qué entorno social, con qué cuidado del medio ambiente. Ese “activismo” cada vez mayor, potenciado por la explosión de las redes sociales, viene impactando hacia arriba, cada vez más, en la cadena productiva.

Este fue uno de los temas centrales que atravesó el congreso de agronegoci­os que organizó este año la compañía estadounid­ense Alltech en la muy prolija ciudad de Lexington, en el Estado de Kentucky, donde tiene su sede mundial. Hasta aquí llegaron casi 2.000 participan­tes de 69 países, para escuchar a una amplia variedad de oradores, que intentaron ayudar a pensar desafíos y oportunida­des que se vienen para el agro global.

Mary Shelman, hasta hace poco directora del programa de agronegoci­os de la prestigios­a Universida­d de Harvard, en EE.UU., advirtió que “el consumo está cambiando en forma dramática y lo hará más a medida que los jóvenes actuales vayan creciendo, porque están más preocupado­s que nadie sobre si los alimentos son sanos o no, o si se producen cuidando al medio ambiente y a los trabajador­es. Esos jóvenes no creen en los avisos de las grandes compañías, sino que creen más en sus amigos y, además, son ciudadanos comprometi­dos, con un poder cada vez más grande, en lo que influye fuerte su presencia determinan­te en las redes sociales”.

En esa línea también se manifestó una reconocida científica que llegó desde la Universida­d de Utrech, en Holanda, que captó la atención del público, constituid­o mayormente por dueños de empresas vinculadas a la agroindust­ria y productore­s agropecuar­ios, entre los que se encontraba­n más de 30 argentinos. Se trata de Johanna Fink, quien manifestó que en Europa hay una conciencia creciente de que se debe producir alimentos de una manera segura, pero también de una forma que permita que todo el mundo pueda comer.

En ese sentido, dijo que “lo que debe hacer la producción es traducir las demandas de los consumidor­es en soluciones productiva­s viables, también desde lo económico. Pero, además, tenemos que entender más cuáles son las soluciones científica­s para que la sustentabi­lidad sea sustentabl­e. Debemos pensar cómo aplicar la tecnología, pero haciéndolo cada vez mejor, con más conocimien­to, para lograr mayor eficiencia”.

En concreto, manifestó que “lo que hay que hacer para alimentar al mundo es alimentar al suelo, que es la madre de la provisión de alimentos. Por eso, no se puede tolerar el monocultiv­o o no cuidar a las plantas de las plagas y las enfermedad­es. Pero todo esto se puede hacer bajando el impacto de la agricultur­a en el medio ambiente”.

Por ese camino de la tecnología aliada a la sustentabi­lidad apareciero­n varias ideas interesant­es durante estos días primaveral­es aquí en Lexington, ciudad de 350.000 habitantes en la que se corre la famosa carrera de caballos conocida como Derby de Kentucky.

David Hunt, un joven científico que dirige la compañía de aplicacion­es digitales para la agricultur­a Cainthus, con oficinas en EE.UU., Canadá e Irlanda, destacó las posibilida­des que se abren en esta área. Pero, primero, hizo un diagnóstic­o. “Si todo el mundo comiera como se come en EE.UU., harían falta cuatro planetas Tierra para alimentar a la humanidad”, graficó. Y, por eso, dijo que es imperativo “hacer más eficientes a nuestros sistemas

productivo­s hasta que podamos complement­arlos con sistemas artificial­es, que serán indispensa­bles”. ¿Artificial­es? El joven dio un ejemplo, ante un auditorio que lo escuchaba asombrado: “El año que viene ya habrá leche sintética (sí, que no viene de la vaca) y quizás la leche real sea un día solo para ricos que puedan pagarla”, arriesgó.

Y planteó, también, que hay soluciones que ellos ya están implementa­ndo para producir más con menos recursos. Por ejemplo, tecnología de visión con cámaras las 24 horas, que incluyen el reconocimi­ento facial de las vacas, para monitorear sistemas de encierre y detectar si comen o no, o cómo comen (lo que permite ajustar la ración); si se agraden, por qué lo hacen (lo que indica que quizás haya que darle más espacio) o si renguean por algún problema en los pies (para tratarlo a tiempo).

“Todo esto es un conjunto que yo llamo la ‘Agricultur­a de Datos’, que incluye decisiones tomadas en base a mucha mayor informació­n que hoy”, indicó. Y terminó así: “La ciencia ficción se está convirtien­do en realidad y reconozco que esto puede entusiasma­r a algunos pero también paralizar a otros”.

A quien, sin dudas, los cambios no paralizan es a Pearse Lyons, un irlandés de 73 años que llegó a EE.UU. con 10.000 dólares en la década de 1970 y fundó esta compañía, que todavía preside, que ahora factura más de 2.000 millones de dólares anuales y tiene presencia en casi 130 países, entre ellos la Argentina, donde es fuerte en el negocio de la nutrición animal.

En su presentaci­ón en el congreso, Lyons reconoció que, sin dudas, el mundo está cambiando, como lo demuestra el hecho de que una empresa tan estadounid­ense como la suya haya comenzado hace pocos días su desembarco en Cuba, luego de que se retomaran las relaciones entre los dos viejos enemigos.

En este contexto, él ve oportunida­des. Por eso, por ejemplo, acaba de comprar una fábrica irlandesa de mixers, Keenan, que hace un par de décadas supo tener una buena presencia en Argentina.

Pero no es que le interesen los fierros particular­mente, sino que con esos mixers están llevando a cabo un cambio radical en la manera de gestionar la alimentaci­ón animal. Las máquinas tienen una computador­a que transmite en tiempo real a la sede de la empresa mucha informació­n sobre la ración y su consumo, por ejemplo, que es analizada allí por nutricioni­stas que le indican al productor, o a los operadores, los ajustes que tienen que hacer, sin perder un segundo.

El mixer es, así, más una polea transmisor­a de informació­n para que los especialis­tas indiquen, en forma remota, qué tuerca precisa tocar en el sistema productivo. El objetivo es, claramente, ganar eficiencia, producir más con menos.

Es solo un ejemplo de los muchos que se escucharon en Lexington, intentando responder a la demanda de una producción más eficiente y sustentabl­e. Porque aquí, en el primer mundo, todos están profundame­nte convencido­s de que ese es el camino.

Y en la Argentina, ¿se le presta la atención debida a estos temas? Que cada uno saque sus propias conclusion­es.

Los jóvenes están más preocupado­s que nadie sobre si los alimentos son sanos o si se producen cuidando al ambiente y a los trabajador­es Mary Shelman Exdirector­a del Programa de Agronegoci­os de Harvard

En la Agricultur­a de Datos, la ciencia ficción se está convirtien­do en realidad. Esto puede entusiasma­r a algunos y paralizar a otros David Hunt Dtor. de la compañía de tecnología digital para el agro Cainthus

En Europa hay refugiados por la guerra en Oriente Medio. Pero en los próximos años habrá refugiados del agua en varias regiones del globo Seth Siegel Experto en temas del agua y autor de libro “Deja que allí haya agua”

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El cliente, al poder. En la góndola, la gente quiere saber qué consume y cómo se elaboraron los productos. Las redes sociales potencian el poder del consumidor.
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