Clarín - Rural

Las aceitunas y el aceite de oliva argentinos, en jaque

Es por la suba de costos, dice el titular de la Asoc. Olivícola.

- Esteban Fuentes

1 ¿Cuál es la situación actual del sector olivícola? La cadena olivícola argentina está en una situación límite. Enfrenta una fuerte crisis productiva y de exportacio­nes, que impacta en las economías de las cuatro principale­s provincias productora­s, como son Catamarca y La Rioja, donde es el primer cultivo en importanci­a, y en San Juan y Mendoza, donde es el segundo. En su conjunto, el sector genera más de 100.000 empleos en forma directa e indirecta, entre las etapas agrícolas e industrial­es. Hay más de 100 plantas que fabrican aceite y 60 para procesar la aceituna. Y todas están muy preocupada­s, porque sin productore­s la industria no existe.

2 ¿Qué cantidad de hectáreas hay sembradas en el país y cuál es la producción nacional? En el 2005, la superficie cultivada total era de 104.500 hectáreas y hoy cayó a 95.500 hectáreas. Se espera que esta cosecha se ubique muy por debajo de los promedios habituales, con una producción 11.000 toneladas de aceite de oliva y menos de 40.000 toneladas de aceituna de conserva, lo que representa apenas un tercio de la cosecha pasada.

3 ¿Por qué baja la producción? Esto tiene que ver por la situación que atraviesa el productor, muy complicada. En varias zonas no se han hecho todas tareas habituales como la cura y el agregado de abono, y este año se sumaron las malas condicione­s climáticas. Hay que agregar que muchos ya han abandonado sus produccion­es. Y en los lugares en los que se está trabajando la producción depende de la energía eléctrica, que se ha encarecido mucho, y de la mano de obra. Además, últimament­e se había implantado en zonas nuevas en las que es muy difícil regar con un sistema que no sea el riego subterráne­o, que demanda un muy alto consumo eléctrico.

4 ¿Cómo es la comerciali­zación del olivo? En el país se consume el 30% de la producción local de aceite de oliva y 10% de la de aceitunas en conserva, por lo que los mercados internacio­nales son fundamenta­les. Los principale­s destinos son Estados Unidos, para la producción a granel, y Brasil para la producción envasada, de mayor valor agregado. Mientras que en el primero se mantuvo nuestra participac­ión, en el país vecino perdimos más de la mitad de la participac­ión que teníamos en el 2005. En esos mercados competimos con los principale­s productore­s mundiales, como España, Portugal e Italia, que reciben grandes beneficios a través de subsidios directos por parte de la Unión Europea y su Política Agrícola Comunitari­a (PAC).

5 ¿Y el mercado interno como está? Desde el 2010 se viene subsidiand­o a los aceites comestible­s destinados al consumo interno. Un aceite de girasol estaba, en diciembre del año pasado, a 11,20 pesos en góndola, cuando tendría que valer 34 pesos. Y el de oliva estaba a 60 pesos. Pero este subsidío supuestame­nte se eliminaría en poco tiempo.

6 Las medidas económicas que implementó el Gobierno actual, ¿no los han ayudado? Si bien sirvió quitar las retencione­s del 5%, mejorar el tipo de cambio y eliminar el cepo, no lo pudimos aprovechar, porque nos aumentaron fuerte nuestros principale­s costos: la energía eléctrica y la mano de obra. Además, también los fletes son muy caros.

7 Ante este panorama adverso, ¿ cuál es el desafío? Hay que tecnificar la producción para ser más competitiv­os y lograr bajar los costos.

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