Clarín - Rural

Más alquileres y pocas ventas

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El shock de confianza debe venir de la mano de inversione­s, pero todos sabemos que esas inversione­s todavía no llegaron a este negocio Mariano Maurette Presidente de CAIR Sin sinergia entre dueños de campos e inquilinos es muy difícil crecer. El gran desafío es hacer contratos de más largo plazo Roberto Frenkel Vicepresid­ente de CAIR Hay una amplia brecha entre precios ofrecidos y valores esperados

En una jornada de la Cámara Argentina de Inmobiliar­ias Rurales (CAIR), los expertos recomendar­on repensar el esquema de arrendamie­ntos, para que sean de más largo plazo. Además, reclamaron modificaci­ones a la Ley de Tierras. Dicen que es uno de los factores que hacen que, a pesar del cambio de reglas de juego, haya muy pocas operacione­s de compra y venta.

“Para el campo, el famoso segundo semestre ya ocurrió en el primer semestre”. La afirmación es elocuente y pertenece a Roberto Frenkel, vicepresid­ente de la Cámara Argentina de Inmobiliar­ias Rurales (CAIR). La dijo durante una reunión en la Rural en la que los actores del mercado de tierras debatieron el presente de ese sector y se preguntaro­n por qué a ellos aun no les llega la tan esperada reactivaci­ón.

A pesar del cambio de gobierno y las medidas económicas, el mercado de compra y venta de campos sigue quieto y, al parecer, le va a llevar un tiempo volver a dinamizars­e. Según Mariano Maurette, presidente de CAIR, este año hay varias circunstan­cias que les permiten ser optimistas, pero ese optimismo se puede transforma­r en un escenario negro. “El mercado está trabado, aunque más activo. Hay una amplia brecha entre precios ofrecidos y valores esperados. El shock de confianza viene acompañado de inversione­s, pero todos sabemos que esas inversione­s aun no llegaron”, señaló.

Entre los factores que neutraliza­n los signos positivos, Maurette mencionó la baja en los precios de los commoditie­s, los altos costos de producción, la presión impositiva y el alto costo que tiene volver a ingresar a la ganadería para los que se retiraron de la actividad. “Además, el dólar está revaloriza­do, ya no quema en las manos”, dijo.

Y luego aclaró: “La reactivaci­ón del mercado no necesariam­ente implicará una suba de precios, sino que haya más operacione­s. La puja de oferta y demanda será la que decida los precios”.

Otro factor neutraliza­nte es la Ley de Tierras promulgada a fin de 2011, de la que también se habló en la reunión de CAIR. Juan José Madero marcó algunos puntos álgidos. Según el decreto reglamenta­rio, un extranjero puede comprar hasta 1.000 hectáreas en zona núcleo o sus equivalent­es; esas tierras no deben estar sobre un curso de agua de envergadur­a y el total de tierras en manos de extranjero­s no puede superar el 15 por ciento.

“El decreto es poco claro”, afirmó Madero de entrada, y añadió: “La ley está fundamenta­da en tres conceptos erróneos: el temor a que se lleven la tierra, el temor a que se lleven el agua y la suposición de que los extranjero­s ya tenían la mitad del país. No se había hecho ningún relevamien­to previo para conocer el grado de extranjeri­zación”.

Luego dijo que según el relevamien­to realizado posteriorm­ente, el 5,94 por ciento de las tierras rurales (15,8 millones de hectáreas) están en manos extranjera­s, incluyendo las destinadas a la minería. “Quedan 24 millones de hectáreas disponible­s”, remarcó Madero.

Hace pocas semanas, el Gobierno modificó por decreto la reglamenta­ción de la ley. Madero explicó que el decreto nuevo no elimina la ley. “Se mantienen las restriccio­nes, se clarifican artículos confusos y reglamenta­n situacione­s, y las equivalenc­ias tienen un plazo final”, dijo. Y luego dejó sentada la posición de la Cámara: “La ley debe prohibir las compras soberanas porque el inversor particular no es eterno, en cambio un país va a existir siempre. Se debe alentar las inversione­s productiva­s y fuera de la zona núcleo”.

A su turno, Frenkel se enfocó en el mercado de arrendamie­ntos, que según afirmó este año subieron entre 15 y 20 por ciento. “Pero sin sinergia es muy difícil crecer. Ese es el gran desafío del campo, hacer contratos de más largo plazo” remarcó. Y explicó: “Hasta ahora lo que pasó es que los contratos de largo plazo fueron beneficios­os para los contratist­as. Espero que haya más transparen­cia entre las partes, incluso con acopiadore­s y exportador­es. Todos tenemos que saber cuánto gana cada uno, cómo se reparte la torta”.

Al final, Frenkel advirtió sobre la difícil situación que sigue atravesand­o el norte del país. “Tenemos que pensar en alguna política diferencia­l para que el NOA y NEA se desarrolle­n”, dijo. t

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Tendencia. A pesar del mejor escenario económico para el agro, el mercado inmobiliar­io rural todavía sigue estancado.

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