El canon de la semilla
Un experto en el mercado semillero propone crear un fondo, a través de un canon que pagarían los productores al cosechar los granos, para reconocer la propiedad intelectual por los eventos biotecnológicos. Es una alternativa para salir de un largo conflicto.
Tal vez se trate de la oportunidad más clara que tiene un gobierno para solucionar el problema del reconocimiento de la propiedad intelectual en las obtenciones vegetales; digo esto porque hoy se dan las condiciones, por las circunstancias políticas y económicas, para realizar la creación de un fondo tecnológico.
Políticamente es factible porque en un cronograma de quita de retenciones a la soja y su eliminación en los cereales es más fácil que lo asimilemos los productores que además estamos percibiendo una mejora en nuestra economía.
Como productor y gremialista me ha tocado discutir este tema en muchas oportunidades a lo largo de 20 años. Mis posiciones fueron cambiando desde la negación total al pago de regalías basado en la interpretación de la Ley 20.247, pasando por intermedios tales como pago único en la compra de semilla original, hasta mi actual posición de reconocer la propiedad intelectual del obtentor y proponer una forma de pago.
Creo que muchos, como yo, atravesaron este cambio de ideas a medida que la información de la evolución de los rindes en otros países nos iba superando, a pesar de que en un principio llevábamos amplias ventajas y esto demuestra que solamente con inversión es posible crecer. Mientras nosotros pasamos 20 años discutiendo cual era el mejor y más barato sistema de pago de regalías hicimos desaparecer más de 10 semilleros que no soportaron la condición de vender cada vez menos semilla por la competencia desleal de la famosa bolsa blanca.
Lo peor que nos puede pasar hoy como competidores globales es que nuestros proveedores de genética no tengan competencia interna y encima no nos llegue la última tecnología de eventos por falta de incentivos para recuperar las inversiones. Dejar de ser competitivos en nuestra mayor fuente de ingreso de divisas es altamente peligroso para la economía en su conjunto.
El sistema del Canon Tecnológico consiste en la creación de un fondo financiado por la retención de una suma determinada. El valor de la retención debe ser consensuado entre todos los operadores de la cadena para cada cereal u oleaginosa.
El monto recaudado sería administrado por una comisión mixta creada ad hoc y el 80% se repartiría entre los semilleros de acuerdo con su participación en el mercado y el restante 20% quedaría para financiar el sistema e investigaciones relacionadas. La determinación de la participación de cada semillero se haría mediante la declaración jurada de los productores y corroborada por muestreos estratégicos que generarían valores estadísticos y ante la detección de inconsistencias se aplicarían multas ejemplificadoras. Las principales ventajas del sistema consisten en el bajo costo de los controles, ya que no necesita un ejército de inspectores, a que el pago al momento de la venta reduce el costo financiero del canon y a que es un esquema de riesgo compartido porque solo se paga por lo cosechado.
También es una ventaja el poder usar libremente la semilla sin tantas declaraciones y se evita la conflictividad manifiesta de otros sistemas. La posibilidad de recuperar las inversiones les da a los semilleros mayor competitividad en los precios de semillas fiscalizadas para desalentar la circulación de la bolsa blanca.
El sistema ya fue propuesto y cuenta con el aval de gran cantidad de productores y parte de la industria semillera y el Gobierno lo tiene al alcance de la mano.
Solo falta que lo tome.