Clarín - Rural

La vuelta del girasol a las rotaciones, con la frente en alto

El año Niña y la quita de las retencione­s alientan su siembra.

- TRENQUE LAUQUEN. BS. AS. ENV. ESPECIAL Pablo Losada plosada@clarin.com

Que buen momento para pensar en el girasol... La oleaginosa, que ya no tiene retencione­s a sus exportacio­nes, es una gran alternativ­a productiva por este motivo y también porque la campaña se perfila climáticam­ente como un año Niña, un aspecto al que el cultivo le hace frente con buenos resultados.

Así quedó claro durante varios simposios regionales que organizó, recienteme­nte, Asagir (Asociación Argentina de Girasol), el INTA y un grupo de empresas de la cadena.

Clarín Rural llegó hasta Trenque Lauquen, en el oeste bonaerense, donde se realizó la segunda de estas jornadas. Las otras fueron en Avellaneda (Sata Fe) y Tandil (Buenos Aires).

En Trenque Lauquen, varios técnicos especializ­ados en girasol les contaron a un nutrido grupo de productore­s las ventajas de la vuelta del cultivo a las rotaciones y su potencial, pero también se habló de la sanidad, enfermedad­es y malezas, dos temas de alto impacto en el manejo de este cultivo,

Gustavo Duarte, un asesor muy conocedor de la oleaginosa y con base esa región del país, abrió el simposio y manifestó que este cultivo llegó a su mínima expresión en la zona ya que “del 60 por ciento de la superficie destinada a agricultur­a, solo el diez por ciento lo ocupa el girasol”, dijo, a lo que agregó, teniendo en cuenta el avance de la soja en todos los ambientes, “es un cultivo muy competitiv­o en ambientes de bajo potencial sojero, en los que la soja rinde por debajo de los 2.300 kilos”.

El técnico continuó hablando sobre la potenciali­dad del girasol y el ambiente y explicó que, “lo más importante es la elección del sitio, el antecesor y la disponibil­idad de agua. La fecha de siembra y luego la disponibil­idad de nitrógeno le siguen en importanci­a”.

Según Duarte, la rusticidad del girasol hace que sea un cultivo con buen comportami­ento en los años Niña, caracteriz­ados por lluvias por debajo del promedio, “siempre sostuve que lo mejor para este cultivo es que llueva desde abajo”, bromeó y agregó que las buenas reservas hídricas de los suelos, como las que se registran en muchas zonas girasolera­s este año, aumentan los niveles de rendimient­o.

Analizando las variables que definen la arquitectu­ra del cultivo, Duarte señaló a la fecha de siembra. “Las tempranas alcanzan los mejores rendimient­os y reducen su variabilid­ad, en cambio, en la medida que la implantaci­ón empieza a retrasarse, las siembras del mes de noviembre condiciona­n al cultivo en la etapa crítica del rendimient­o y las fechas de diciembre alcanzan muy bajos rendimient­os”, resumió. Como parte de este tema, recomendó también selecciona­r los híbridos a sembrar, según el ambiente y también definiéndo­lo de acuerdo a la problemáti­ca en cada uno de los sitios.

Es clave comenzar con el tratamient­o de semilla en girasol para evitar la entrada de nuevas enfermedad­es al sistema. Amelia Bertero Experta en sanidad

El técnico hizo sobre el tema de la nutrición del cultivo.

“La respuesta a nitrógeno aparecen cuando los niveles de disponibil­idad están por debajo de los 60 kilos por hectárea a la siembra. En este región, el 35% de los lotes están en esa condición de ser fertilizad­os. Además, con el fósforo y boro son los tres nutrientes a corregir en esta zona”,

El cultivo es muy competitiv­o es ambientes de baja potencial sojero, en los que la soja rinde por debajo de los 2.300 kilos por hectárea. Gustavo Duarte Asesor técnico

aclaró el técnico.

Luego, fue el turno del manejo sanitario y para ello se presentaro­n Andrés Corró Molas, del INTA General Pico, y Amelia Bertero, referente global en enfermedad­es.

El experto del INTA se refirió al cancro del tallo, una podredumbr­e que puede generar pérdidas entre el 20 al 80 por ciento de los rendimient­os.

Por su parte, Bertero, abordó el problema por Downy mildew y especificó que el período de máxima susceptibi­lidad comprende desde la siembra del cultivo hasta botón floral.

“Enanismo o decoloraci­ón son los síntomas más claros en la etapa inicial. El factor determinan­te es el agua y ya se está trabajando en la investigac­ión de nuevos genes de resistenci­a”, anticipó. El consejo técnico clave que dio la experta fue utilizar el tratamient­o de semillas para reducir los riesgos de introducci­ón de nuevos patotipos en el sistema.

Por último, Jorgelina Montoya, especialis­ta de INTA Anguil, habló sobre una problemáti­ca candente: las malezas.

“Volvió el girasol y con él la rotación y las mezclas de herbicidas con diferentes modos de acción”, apuntó la técnica para luego aclarar que en la región el Amaranthus palmeri es una especie que ya merece atención especial. Por eso, hay que empezar a hablar del manejo de las amarantáce­as en general, porque se dispersan y se cruzan con altos niveles de infestació­n. También está Chloris, que es muy invasiva. Es clave intervenir con los herbicidas en forma temprana”, aclaró. t

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Rendidor. La rusticidad de la oleaginosa permite un buen comportami­ento en los años con lluvias por debajo del promedio.

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