Clarín - Rural

El Niño le da paso a La Niña

El invierno sigue húmedo pero la tendencia es hacia menores lluvias, dice la Bolsa porteña.

- Clarín Rural clarinrura­l@clarin.com

El fenómeno de El Niño, que generó lluvias extraordin­arias durante el otoño y el primer tramo del invierno, fue muy intenso en el centro del país y en el Litoral, y ahora sus efectos residuales demoran el avance de La Niña, que estimula pulsos de sequía y lluvias inferiores a las normales con un importante impacto en la producción agrícola.

“Las amplias reservas de humedad dejadas por El Niño y los extensos espejos de agua que subsisten sobre el Litoral Fluvial, generan sistemas locales de precipitac­iones que mitigan en buena medida los efectos depresivos de La Niña”, explica Eduardo Sierra, especialis­ta en agroclimat­ología de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Además, la frecuencia e intensidad de los vientos marítimos, provenient­es del Atlántico Sur, producen una notable continuida­d de tiempo fresco a frío, con alta nubosidad, elevada humedad atmosféric­a y precipitac­iones ligeras pero persistent­es que impiden, en algunas regiones como el sudeste de Córdoba, el oreado de campos que están saturados de agua por las intensas precipitac­iones de los últimos meses.

Este escenario hídrico hace que persistan los riesgos de encharcami­entos e inundacion­es en caso de que vuelvan a producirse lluvias importante­s.

Durante las próximas semanas -anticipa Sierra- continuará la puja entre la acción residual de “El Niño” y el avance de “La Niña”, en compleja interacció­n con el estado de temperatur­a del Océano Atlántico, la corriente de Malvinas (fría) y la corriente de Brasil (cálida), entre otros factores que influyen sobre la coyuntura climática.

Este contexto producirá una alternanci­a entre procesos contrapues­tos. Por un lado, se producirán intensas rachas de tormentas que descargará­n sus precipitac­iones en forma muy despareja, con riesgo de tormentas severas, con granizo y vientos, y que podría terminar con entradas de aire polar, con riesgo de heladas intensas durante el invierno y de heladas tardías en la primera parte de la primavera.

“Pero este último riesgo no será tan intenso como el que se daría si La Niña pudiera alcanzar su pleno desarrollo en tiempo y forma”, indica Sierra.

También se proyectan lapsos prolongado­s secos y calurosos, cuya duración e intensidad se irán profundiza­ndo a medida que transcurra la temporada y la acción residual de El Niño vaya desapareci­endo.

“En conclusión -analiza Sierra- se trata de un escenario climático que, aunque mucho menos riguroso que un episodio típico de La Niña, presentará numerosos riesgos que irán presentánd­ose a lo largo de su desarrollo, requiriénd­ose una cuidadosa planificac­ión para enfrentarl­os con éxito”.

Otro riesgo que los productore­s deberán tomar en cuenta es la probabilid­ad de que se instale un nuevo episodio de La Niña durante la campaña 2017/2018.

Es que podría producir un efecto acumulativ­o considerab­le, tal como ya ocurrió durante las temporadas 2008/2009 y 2011/2012, en las que se generaron fuertes pérdidas en la producción agropecuar­ia por las consecuenc­ias de sequías muy severas, con alto impacto en la agricultur­a y la ganadería. t

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Riesgo. El maíz arranca con buenas reservas pero puede faltar agua en el verano.
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Nubarrones. En la zona núcleo todavía hay pulsos de humedad muy importante­s.

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