Clarín - Rural

Una semilla para cada ambiente

En el sudoeste tucumano, la firma Delotte aprovecha cada rincón productivo para producir limones, caña de azúcar y todo tipo de cultivos agrícolas. Además participan en una empresa empacadora y exportan poroto y garbanzo.

- JUAN B. ALBERDI, TUCUMAN. ENV. ESP. Lucas Villamil clarinrura­l@clarin.com

La firma tucumana Delotte aprovecha cada rincón productivo de sus campos para producir limones, caña de azúcar y variados cultivos agrícolas. Además empacan la fruta y exportan legumbres. La diversific­ación y la integració­n los potencian.

Tucumán es la provincia más chica del país pero la más densamente poblada. En apenas 22.524 kilómetros cuadrados se condensa una enorme riqueza de personas y de recursos naturales, los climas y ambientes varían de norte a sur y de este a oeste, y las posibilida­des productiva­s se multiplica­n.

En la localidad de Juan Bautista Alberdi, al sur de San Miguel de Tucumán, tiene su base la firma Delotte Sociedad Anónima, que con su diverso despliegue de negocios refleja toda la potenciali­dad de la provincia.

En el húmedo pedemonte reinan los limones que, bajando hacia el llano, ceden lugar a la caña de azúcar, y en las zonas más intermedia­s, yendo hacia el este, se imponen el trigo, la soja, los maíces, los garbanzos y los porotos.

“La empresa siempre tuvo un perfil diversific­ador. Tenemos muchos cultivos y estamos siempre en la búsqueda de nuevas opciones”, afirma mientras recorre los lotes junto a Clarín Rural el ingeniero agrónomo Diego Segura, quien está a cargo de la producción y administra­ción en los campos de la firma en la zona sur de Tucumán.

Luego detalla que la empresa tiene unas 4.600 hectáreas bajo cultivo de granos. En el verano, con siembras de diciembre y cosechas de mayo a junio, ocupan las 4.600 hectáreas con soja, maíz y porotos. En los lotes más arenosos la soja y el maíz se reparten el área en partes iguales, mientras que en las mejores zonas hacen un año de maíz y dos de soja y en la zona más húmeda hacen dos o tres años de soja y después caña de azúcar. Según explica Segura, “entre la soja y la caña hay buena sinergia en balance de nutrientes por la fijación de nitrógeno de la soja, y en materia de control de malezas”.

En invierno la empresa cultiva 2.500 hectáreas de garbanzo, 1.200 de trigo y las que vienen de ser ocupadas por el maíz quedan en barbecho. Pero este año, a modo de experienci­a piloto y para aprovechar la humedad que había en el fin del otoño sembraron trigo con avión sobre el maíz.

“Cuando empieza a tirar la hoja el maíz tiramos el trigo para que las hojas lo tapen. La idea es que cuando cosechemos el maíz ya haya una cama de trigo. La idea es hacer cobertura y no llegar sucios a la siembra de soja”, aclara. A priori no tenían expectativ­as de cosechar el trigo, pero a la luz de las lluvias que hubo en el transcurso del otoño cuentan con esa posibilida­d en algunos lotes.

“Así bajamos el costo de control de malezas, estamos tratando de no dejar campos vacíos”, dice Segura, y añade: “El trigo acá es un cultivo muy de relleno, como cobertura. Se hace sin expectativ­as, trigo de baja calidad y sin fertilizac­ión”.

El clima de la zona es bien monzónico. Llueven 900 milímetros por año, sobre todo de noviembre a abril, y en invierno normalment­e no hay lluvia. “Los cultivos de invierno hay que hacerlos con el agua acumulada del verano. En el este, por ejemplo, si hacemos cultivos de verano no nos queda agua para hacer cultivos de invierno, e incluso para los cultivos de verano es una zona riesgosa porque las lluvias pueden ser espaciadas y hay muy altas temperatur­as”, explica.

Por esa razón, empiezan a barbechar el campo en el verano y a mediados de abril miden la concentrac­ión de agua útil que hay en el suelo hasta los dos metros.

“Por arriba de 180 milímetros sembramos garbanzo. Este año, por ejemplo, llovió mucho y teníamos 240 milímetros acumulados en el perfil. El garbanzo en condicione­s normales da de 7 a 15 kilos por milímetro, entonces es de esperar una producción de 1.8002.000 kilos”, detalla Segura.

En esos campos más overos y con menor humedad del este tucumano, entonces, la secuencia es garbanzo, maíz, poroto, barbecho y otra vez garbanzo, todo sobre agua acumulada. “Tratamos de maximizar el potencial de cada zona”, remarca el Ingeniero.

A la caña de azúcar, un estandarte de Tucumán, la empresa le destina 2.000 hectáreas. Habitualme­nte se renovaban las plantacion­es cada cinco años, pero actualment­e, por cuestiones del mercado, van por el noveno año de corte de caña en algunos lotes.

Segura explica que el costo de sembrar caña está alrededor de los 1.000 dólares por hectárea y renovarla cada cinco años implica 200 dólares de cuota de amortizaci­ón, mientras que el precio del producto está planchado hace cinco años.

“El mercado interno está abarrotado y el precio de exportació­n hasta hace poco no era nada bueno. Por eso estamos prolongand­o la vida

útil de la caña por la baja rentabilid­ad que tiene el negocio. El costo es una merma en los rendimient­os, que hoy en promedio están en 72 toneladas por hectárea, cuando podría ser de 96 toneladas”, dice desde el borde de un cañaveral.

La actividad limonera, por el contrario, está muy firme en la provincia. Los productore­s tucumanos son formadores de precios y hay expectativ­a ante la apertura del mercado de Estados Unidos.

Delotte, además de tener 150 hectáreas de ese cítrico, saca provecho al tener su propio canal de comerciali­zación. Junto con otras tres empresas crearon Frutucumán, y en una planta compartida empacan juntos la producción enfocados en la exportació­n a la Unión Europea.

Esta integració­n vertical no es la única que llevan adelante, ya que las especialid­ades que producen como el garbanzo, los porotos mung y rojos también tienen destino internacio­nal y son embolsados en sus propias instalacio­nes, a destinos como Europa y Asia.

En un antiguo ingenio montaron una planta para procesar las legumbres y prepararla­s para la exportació­n a destinos como Paquistán e India. “Esta es una empresa escuela, hay trabajo todo el año muy intensivo y con una gran diversidad de actividade­s. En total somos unas sesenta personas”, comenta Segura.

De esta manera, aprovechan­do todas las ventajas del paisaje y gracias a la diversific­ación horizontal y la integració­n, vertical Delotte completa una jugada segura.

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A pleno. Diego Segura es el gerente técnico que monitorea todos los cultivos.
 ??  ?? Limonero. Diego Segura, responsabl­e de producción de la firma, en un lote de limón. De este cítrico se hacen 150 hectáreas y tienen expectativ­a de exportar a EE.UU.
Limonero. Diego Segura, responsabl­e de producción de la firma, en un lote de limón. De este cítrico se hacen 150 hectáreas y tienen expectativ­a de exportar a EE.UU.
 ??  ?? Garbanzo 2. El cultivo se clasifica y se embolsa con destino a Europa y Asia.
Garbanzo 2. El cultivo se clasifica y se embolsa con destino a Europa y Asia.
 ??  ?? Garbanzo 1. Si no hay buena disponibil­idad de agua, el cultivo se riega.
Garbanzo 1. Si no hay buena disponibil­idad de agua, el cultivo se riega.
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 ??  ?? Varieté. Arriba, el girasol es uno de los cultivos que se destina a los ambientes arenosos tucumanos. A la derecha, arriba, un lote de poroto negro recién trillado y, abajo, la caña de azúcar, una gramínea de la cual hay 2.000 hectáreas sembradas.
Varieté. Arriba, el girasol es uno de los cultivos que se destina a los ambientes arenosos tucumanos. A la derecha, arriba, un lote de poroto negro recién trillado y, abajo, la caña de azúcar, una gramínea de la cual hay 2.000 hectáreas sembradas.

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