Clarín - Rural

Para las inundacion­es de la zona central, hay soluciones

Un experto español en medio ambiente recorrió las zonas inundadas del sudeste cordobés y aportó su experienci­a en la problemáti­ca.

- WAGENINGEN, HOLANDA. ENV. ESPECIAL Esteban Fuentes efuentes@clarin.com

Un experto de los Países Bajos aportó su experienci­a.

Campos anegados e inundacion­es han sido las postales constantes en los últimos años en las principale­s zonas agrícolas del país. El cambio climático, falta de infraestru­ctura y el mal uso de los suelos, son algunas de las explicacio­nes.

En la actualidad, la zona más complicada es el sudeste de Córdoba que se mantiene con gran cantidad de agua en los campos tras las fuertes lluvias producidas durante el último año dejándolos improducti­vos. Además, la altura de la napa freática se encuentra casi sobre el nivel del suelo.

“Desde el Observator­io Meteorológ­ico, que data desde 1970, hemos detectado un aumento del nivel freático debido a excedente hídrico generado en parte por las precipitac­iones y parte por el cambio de uso de los suelos que conllevo a un menor consumo de agua.”, destacó Pablo Bollatti, técnico del INTA Marcos Juárez y del Grupo Napas. En este sentido, especificó que fue producto del menor consumo de agua debido a que se modificó el uso de los suelos: anteriorme­nte los cultivos perennes ocupaban el 75% y consumían alrededor de 1.300 milímetros anuales y ahora, el 95% del área está ocupada por agricultur­a que es un sistema que si bien participan más de un cultivo pero predomina uno solo, este sistema agrícola consume 730 milímetros anuales, poco más de la mitad de lo que se consumía en 1970.

En consecuenc­ia, esa acumulacio­n de agua ha provocado que haya subido la napa freática. En 1970 se ubicaba a 10,5 metros y hoy se encuentra peligrosam­ente a menos de un metro de profundida­d lo que puede perjudicar a los cultivos provocando asfixia radicular.

Ante este escenario, a mediados de agosto, Angel de Miguel García, un investigad­or del cambio climático y de la administra­ción del agua de la Universida­d y Centro de Investigac­ión de Wageningen, una institució­n prestigios­a a nivel especializ­ada en producción de alimentos y medio ambiente, llegó hasta la zona afectada en Córdoba y junto al técnico del INTA, Bollatti, y especialis­tas de Aapresid, recorriero­n las zonas afectadas (Ver Recuadro: El vuelo...).

En primer lugar, el especialis­ta hizo hincapié en algunas debilidade­s que vio durante su estadía. “El drenaje superficia­l no corrige el problema de napas. Es lo único que vi en Argentina. Esos lagos no se eliminarán solos”, apuntó.

Así, para esto, sostuvo que en Argentina se debe trabajar con la gobernanza del agua con la integració­n de todos los actores (gobierno y productore­s. “Las soluciones deben ser a nivel de cuenca hidrográfi­ca y no por límites administra­tivos porque cada región tiene sus propias leyes para el agua”, dijo.

En paralelo, observó que otra debilidad del sistema argentino es que el 70% de los productore­s rentan la tierra, lo que dificulta implementa­r políticas a largo plazo. “Hay soluciones pero son complejas”. Lacónicame­nte, García hizo foco en algunos puntos cruciales tomando la experienci­a de Holanda, que con 50% del país bajo el nivel de mar o riesgos de anegamient­o, es un ejemplo para el mundo haciendo hincapié en la infraestru­ctura construyen­do diques para contener el mar y polders (tierra ganada al mar) junto con bombas para contrarres­tar a los 4 ríos que atraviesan al país. Esta visión hizo cambiar su paradigma: de usar los ríos a cuidarlos, de luchar contra el agua a vivir con el agua y de construir en la naturaleza a construir con la naturaleza. “Hubo muchas políticas interesant­es. Ya en el 1.300 se creó la primera junta del agua donde los distintos interesado­s se ponían de acuerdo para tomar decisiones sobre los recursos hídricos. Y luego, en 1.800 se creó el Ministerio del

En 1970 la napa freática se ubicaba a 10,5 metros en Marcos Juáres y hoy se encuentra a a menos de un metro de profundida­d Pablo Bollatti Técnico del INTA y Grupo Napas Las soluciones deben ser a nivel de cuenca hidrográfi­ca y no por límites porque cada región tiene sus propias leyes para el agua Angel de Miguel García Investigad­or Univ. de Wageningen

Agua”, amplió el experto.

Con este panorama, el especialis­ta evaluó una serie de estartaegi­as para tratar de solucionar los inconvenie­ntes. Una de ellas es la diferencia en la utilizació­n de drenajes superficia­les y subsuperfi­ciales. Los superficia­les, según el especialis­ta, son los que se encuentran en Argentina. Son franjas para eliminar encharcami­entos pero opinó que no van a solucionar nunca el ascenso de napa freática.

En cambio, para el drenaje subsuperfi­cial, que son los que hay en Holanda, se colocan drenes enterrados en el suelo y son capaces de evacuar el agua que asciende por la napa freática y además, eliminan sales de los suelos. Sin embargo, aclaró que es un sistema muy costoso para la instalació­n, mantenimie­nto y operación porque tiene que estar colocado en grandes superficie­s

Asimismo, otra posible solución para García, es la utilizació­n del biodrenaje. Esto consiste en el uso de especies vegetales para incrementa­rla tasa de evapotr aspiración e intercepta­r el agua de las lluvias para controlar la napa freática. “Esto no es plantar árboles en cualquier lado, sino debe ser en lugares estratégic­os como en las zonas de descarga y recarga de los suelos en bandas. Cuanta más bandas de biodranaje, mejor será”, indicó.

En este sentido, argumentó que este sistema tiene un menor costo de implantaci­ón y mantenimie­nto y agrega un valor económico del subproduct­o, aunque no elimina sales y necesita grandes superficie­s de implantaci­ón. “Debe ir acompañado de otras soluciones”, agregó. “Holanda tiene arbolados alrededor de todos los canales de drenaje y en la separación de los lotes”.

Otra de las salidas es trabajar con la componente del ciclo de agua haciendo foco en la evapotr aspiración del sistema, planificac­ión los usos del suelo e intensific­ando las rotaciones de cultivo. Como ejemplo, dio datos que le propinaron desde el INTA Marcos Juárez: el monocultiv­o de soja evapora 448 milímetros por año y el de maíz, 548 milímetros, mucho menos de lo que llueve en un año en plena zona agrícola argentina En cambio, si se siembra trigo más soja o maíz, la e va potras pi ración es mucho más alto: 820 milímetros y 830 milímetros por año, respectiva­mente.

El ejemplo de Holanda puede ser de gran utilidad. No es fácil. Pero se puede.

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Argentina. En el sudeste de Córdoba hay gran cantidad de campos anegados desde hace varios meses.
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Holanda. A la izq, campos con el pozo de agua para retirarla con la bomba al otro lado de la ruta.
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Recuperaci­ón. Hace 40 años, esta zona estaba bajo el agua en Zeewolde, a 40 kilómtros de Amsterdam . Hoy, producen y exportan injertos de manzanas y peras. Detrás, el pólder y los molinos, parte de la infrastruc­tura para recuperar estas tierras.

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