La potencia local, entre Roma y Avia Terai
Argentina contó su revolución productiva en la FAO, mientras que acá había noticias para el algodón.
Se reunió esta semana en Roma el Comité de Agricultura la FAO, la organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. La representación argentina fue ejercida por el subsecretario de Bioeconomía y Biotecnología, Mariano Lechardoy, quien centró su ponencia en los sistemas de innovación “para fomentar la transformación y uso de la biomasa en origen produciendo alimentos, energía, biopesticidas, bioinsecticidas, biofertilizantes y bioplásticos”.
Una presentación inusual en un foro que en general se centra en la problemática de la alimentación, dejando de lado otros destinos de la actividad agrícola. “Quise compartir la experiencia de un país como la Argentina, donde la innovación ha sido fundamental para generar una de las mayores revoluciones agrícolas de la historia, que nos llevó a pasar de producir 50 millones de toneladas de granos a más de 100, en poco más de 20 años”, dijo Lechardoy a Clarín Rural. Gensus adquiere el negocio de semillas de algodón a Genética Mandiyú. Genética Mandiyú, empresa controlada por Monsanto, acordó con Gensus la transferencia de todos los activos, bienes muebles e inmuebles, marcas y semillas. La operación implica la continuidad operativa de su planta en Avia Terai, Chaco, así como también la provisión de semilla certificada a los productores y a los gobiernos provinciales de Chaco, Santiago del Estero y Formosa.
Gensus es una empresa argende tina de servicios al productor algodonero, liderada por Cazenave y Asociados y un grupo inversor argentino, que continuará y expandirá el negocio de semillas de Genética Mandiyú, ampliando, además, servicios a la cadena de algodón. Desde sus inicios, Gensus se orienta a dar servicios a pequeños productores y ofrecerá acuerdos a largo plazo con el INTA y gobiernos provinciales, buscando potenciar el desarrollo de tecnologías de cultivos adaptadas a la región. “La producción de algodón tiene grandes desafíos que amenazan su sustentabilidad y competitividad, pero también oportunidades de desarrollo de germoplasmas “dijo Santiago Casares, de Gensus. t