Clarín - Rural

La lupa sobre las aplicacion­es

Un informe revela que casi el 70 por ciento de las fallas en el uso de agroquímic­os provienen de errores cometidos por los productore­s.

- Aapresid Especial para Clarín Rural

Por encima de la tecnología en maquinaria­s y productos fitosanita­rios se encuentran las regulacion­es correspond­ientes a las tareas agrícolas, y los análisis indican que en materia de controles y seguimient­o de estas regulacion­es sigue habiendo altos índices de fracasos. El análisis correspond­e al profesor Ernesto Jalil Maluf, un experto en la temática, quien revive el viejo análisis que indica la diferencia entre pulverizar y aplicar un producto.

“La máquina es quien pulveriza. Los técnicos o productore­s somos quienes aplicamos los productos. Esa es la base del procedimie­nto y el inicio de una tarea que comienza con una delicada limpieza de los tanques que cargan con los productos para cada tratamient­o”, reconoce. Desde hace tiempo, Maluf comparte las experienci­as más notorias de fracasos en las aplicacion­es, y remarca que un gran porcentual se da por no limpiar bien los tanques o utilizar métodos ineficient­es, que dejan restos de formulacio­nes y luego afectan el cultivo.

“Aunque parezca mentira, casi nadie limpia los filtros o los cambia. Con ellos, portan residuos de productos por todos lados, de un campo a otro y muchas veces terminan quemando los cultivos, como si hubiesen hecho un barbecho. Si hoy hiciéramos un análisis del estado de los sistemas de filtros de muchas pulverizad­oras, no dudo el alto porcentual que marcaría un mal estado de los mismos. Aún hoy, las auditorias siguen indicando un promedio del 89 por ciento de descuidos o falta de control en este punto”, subrayó.

Lo cierto sobre este factor crítico es que se da por una falta de costumbre en el productor argentino. No es por achicamien­to de costos, sino por mala atención o descuido. Varios referentes reconocen que son muy pocos los que enjuagan los tanques cuando terminan con una jornada de aplicacion­es y se olvidan de considerar que estos implemento­s compuestos por plásticos, fibra de vidrio, superficie­s rugosas y una gran capacidad de absorción secan los residuos que quedan y los activan en la próxima aplicación que se haga sobre un lote.

Hace un tiempo, un estudio realizado en Estados Unidos indicó que los factores de error en las aplicacion­es se dividían en un 33 por ciento por la realizació­n de mezclas en los tanques, otro porcentual similar se daba por la deriva de los productos utilizados y un 28 por ciento se ocasionaba por problemas propios de la máquina.

El detalle refleja que el 66 por ciento de los problemas son de manejo y errores propios de los productore­s agropecuar­ios. “La estadístic­a aún está vigente y sigue siendo el problema más difícil de corregir en las aplicacion­es de fitosanita­rios, para ser más efectivos”, advierte Jalil Maluf.

Intuitivo, asegura que la deriva de productos es un inconvenie­nte mayor y deber ser analizado. Recomienda varias formas, y en principio insta a la utilizació­n de adyuvantes como productos específico­s anti derivas, por sus propiedade­s en el espesamien­to del caldo. “Acá preocupa el manejo de gotas chicas. En realidad, es una tarea muy difícil, si se considera que una gotita de 50 micrones de agua, a 30 grados de temperatur­a y 50 por ciento de humedad relativa, a los 3,2 centímetro­s de caída se termina evaporando”.

El ejemplo demuestra la importanci­a de observar las condicione­s climáticas en el momento de una aplicación, para generar un rango de trabajo sin ningún tipo de riesgo. Maluf rescata su bibliograf­ía y hace un alto en un trabajo de FAO (1972), donde sobre una base de 2000 aplicacion­es, el dato conclusivo indicaba que para un herbicida sistémico con 20 o 30 impactos por centímetro cuadrado es suficiente para actuar.

“Debemos reconocer otro punto crítico que hace a la uniformida­d de la aplicación para lograr el objetivo. Esa es la diferencia. En los herbicidas de contacto, no obstante se necesita un mayor número de gotas, ya que tocan y penetran solo en la zona de la planta donde se pega”, indica agregando que los sistémicos (como el glifosato) se traslocan o desplazan y son también efectivos con un menor número de gotas.

Por ahora, la mayor falla es la carencia de asesoramie­nto o la ausencia de un profesiona­l que controle cómo se hacen las cosas. “El resultado preocupa y se debe buscar revertir las viejas estadístic­as”, afirma Maluf. El tema se abordará en las Jornadas Aapresid que se realizarán en las localidade­s de Rawson (Buenos Aires, el 19 de octubre), Bandera (Santiago del Estero, el 9 de noviembre) y Justiniano Posse (Córdoba, el 30 de noviembre).

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Detalles. El manejo de la las gotas chicas, susceptibl­es a la evaporació­n, es una de las preocupaci­ones locales.
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Seguridad. El momento de la carga es vital para el éxito de la aplicación.

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