Integración competitiva en la que ganan todos
Bajo el marco Carne CREA, los productores de carne y la industria frigorífica uruguaya maximizan ingresos.
Bajo este marco comercial participan cien empresarios ganaderos y alcanzaron a faenar hasta 30.000 cabezas. Diego Sotelo COORDINADOR DE GRUPOS CREA (URUGUAY)
Los productores ganaderos CREA uruguayos tienen, desde el año 2005, la posibilidad de comercializar su hacienda a través de un pro- grama orientado a maximizar ingresos por medio de la integración con el sector industrial.
El programa “CarneCREA”, instrumentado por la Federación Uruguaya de Grupos CREA (Fucrea), tiene acuerdos vigentes con tres empresas cárnicas que operan cinco plantas industriales y está dirigido exclusivamente a productores CREA.
“Más de cien empresarios ganaderos comercializan actualmente hacienda a través de CarneCREA”, comenta Diego Sotelo, coordinador general de FUCREA y añade que en el ejercicio 2014/15, se comercializaron más de 30.000 cabezas en el marco del programa.
La Comisión de Integración, formada por productores de distintos grupos CREA y que reporta al Consejo Directivo de la institución, es la encargada de negociar los acuerdos con cada frigorífico. Ambas partes establecen un marco de premios y castigos en función de diferentes parámetros de calidad requeridos por los encargados de compra de las industrias.
El mecanismo de acción es que los industriales plantean cuáles son los animales que requieren y la Comisión de Integración considera el pedido a partir de las posibilidades y necesidades de los productores. Cada frigorífico que participa del programa se compromete a recibir un determinado volumen de hacienda de productores CREA, y estos, a su vez, por intermedio de los coordinadores de Carne CREA, se comprometen a remitir ganado gordo en los plazos programados.
Llegado el momento de la valorización de la carne, los premios para la hacienda que cumple con los estándares solicitados por la demanda oscilan en un rango de 4 %a 6 % respecto de los valores promedio del mercado.
Por ejemplo, señala Sotelo, “hacia el final del ejercicio 2014/15, creció el porcentaje de castigos a causa de una coyuntura particular de seca en el verano-otoño 2015, que obligó a muchos productores a vender por anticipado hacienda para aliviar sus campos; por eso el pico de castigos se registró en el mes de mayo, cuando la situación era más crítica por la entrada al invierno”, explica Sotelo, y añade que algo similar había ocurrido en el ejercicio anterior.
Por otra parte, todos los convenios se desarrollan sobre la base de tablas de categorías definidas según atributos específicos de la media res que se evalúan en la faena.
De esta forma, la combinación de distintos factores requeridos por la demanda genera diferentes niveles de bonificaciones o descuentos en el precio y, por eso, el sistema prevé tanto un precio máximo como uno mínimo.
Al final del proceso de faena se contempla la conformación y terminación de la media res junto con la edad y sexo del animal.
Así, los animales jóvenes reciben mayor premio que los adultos. Se toma como “precio base” el publicado semanalmente por el Instituto Nacional de Carnes de Uruguay (INAC) para cada categoría para media res con “dressing”, a retirar del campo y con un plazo de pago de 45 días.
Bajo este manejo comercial, el principal objetivo es que el sistema sea tan sencillo como objetivo, de manera tal que no queden conceptos librados al criterio particular de ninguna de ambas partes.
Uno de los aspectos fundamentales del programa es que los encargados de los frigoríficos permiten el libre acceso de los técnicos de CarneCREA para que verifiquen el proceso de faena. Esto, que no es usual en el mercado argentino, es vital para garantizar la transparencia del acuerdo entre las partes como para conocer cuáles son las necesidades del cliente (el frigorífico) relativas al producto “elaborado” por el empresario ganadero.
El programa también permite hacer un seguimiento del producto de manera tal de advertir cualquier falla presente en el proceso; por ejemplo: dónde se originó el problema de una eventual aparición de animales con machucones.
El sistema premia a la hacienda de buena calidad y castiga los de menor calidad; cada res es evaluada de manera individual y, de esta forma, el lote de animales bueno no está subsidiando al no tan bueno.
“A medida que aumentan las exigencias de la demanda, es mucho más fácil lograr el producto deseado con el seguimiento y control de quienes están en la diaria de los
sistemas de producción”, apunta Sotelo.
Gracias a esta dinámica ajustada, el programa se autofinancia y además hace un aporte a Fucrea, a modo de retribución al apoyo que la entidad realiza en lo relativo a cuestiones administrativas y contables.
Para ello se les cobra una comisión a los productores y a los frigoríficos: el primero abona el equivalente a un 0,6% del monto de la operación con impuestos incluidos, mientras que la industria también paga un 0,6%, pero en este caso sin impuestos.
El frigorífico hace la retención de la comisión de los productores en la liquidación de cada tropa y mensualmente transfiere a CarneCREA lo recaudado junto con la correspondiente comisión del frigorífico.
El sistema también concibe otros pasos intermedios como parte de la cadena.
“Si un productor CREA quiere vender, en lugar de un novillo de 450 kilos a la industria, uno de 350 kilos a un feed lot, también puede hacerlo en el marco del programa, porque contamos con la ventaja de tener protocolos para asegurar una determinada calidad también en esos casos”, comenta Sotelo.